EPÍLOGO

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Alaric

Han pasado ya algunos meses desde que llegamos a Italia, Masha está creciendo muy rápido. Estamos viviendo en la casa que Hugo nos dejó o mejor dicho nos dio; hace unos días, conseguí un empleo en la bolsa de Italia y estoy tratando de terminar la carrera mientras trabajo.

-¿Qué pasa, mi amor?, ¿quieres salir a dar un paseo? - Pregunté a Masha.

Preparé la carriola y en un par de minutos salimos a dar una vuelta cerca de nuestra casa. Las cosas aquí eran totalmente diferentes, quizá pensé de manera precipitada al querer irme de casa y llegar aquí, pero no es del todo malo, solo nos estamos acostumbrando a ésto.

Caminamos cerca del parque, hasta donde estaba un faro de luz, ya que debajo de él había un vendedor de globos; le compré uno a Masha, ella cada vez más se parecía a su madre.

De vuelta a casa, decidí tomar otro camino para tratar de cambiar la rutina, cruzamos cerca de una librería; en ocasiones me gustaba leer o entender un poco más de la cultura de este país. Miré dentro de la librería y la vi, ella era igual a Liv. Traté de entrar lo más rápido que pude, pero no logré verla; al principio pensé que estaba imaginando cosas pero me sentía completamente seguro de haberla visto.

-Oye - dije al encargado - ¿Puedes entenderme?

-Muy poco - contestó.

-¿Había una chica aquí? -Pregunté.

-Sí, acaba de salir, viene hasta mañana. Trabaja por la mañana.

Podría jurar que era Liv. Salí de la librería y regresé a casa con Masha, entramos y preparé la comida para antes de la siesta de Masha. Me quedé con esa sensación por toda la noche, hasta el punto de llegar a sentir algo de insomnio.

A la mañana siguiente, antes de irme a trabajar, fui a la guardería a dejar a Masha y pensé en entrar a librería pues quedaba de paso. Justo antes de entrar, la miré y supe que estaba en lo cierto.

-Hola- la miré fijamente - ¿Puedes recomendarme algún libro? 

-Sí, ¿sobre qué buscas? - Preguntó.

-Pues quiero algo que pueda leerle a mi pequeña beba.

-No conozco muchos libros para niños, pero de pequeña me encantaba leer el mago de Oz junto con mi hermana.

-Vale, entonces me llevaré ese.

-Está bien, ahora lo traigo - giró y me sonrió.

Esperé a que regresará, saqué la pequeña libreta que tenía en mi maletín y le escribí una nota preguntándole que si conocía a una chica llamada Olivia además escribí mi número telefónico para que me llamase. Al principio pensé que sería raro pero tenía la esperanza que al hacerlo ella aun recordará a Liv.

-Mira, es éste - dijo.

-Vale - tomé el libro y le dí el dinero junto con la nota - toma, guarda el cambio.

Di la vuelta y caminé hacia la salida, caminé un par de pasos y ella me alcanzó.

-¿Conoces a mi hermana? - Preguntó.

-Eres su gemela, ¿cierto? - Contesté.

-Sí, desde pequeñas nos separaron y no volví a saber de ella - dijo con angustia pero con esperanza. (Yo ya sabía aquel recuerdo, era igual al de Liv, ella me lo había contado).

-¿Tienes tiempo? - Pregunté - Tengo que contarte una historia.

Mi vida empieza y acaba contigoWhere stories live. Discover now