Mi vida empieza y acaba contigo

XXIII

Liv

Habíamos regresado a la rutina de todos los días, después de tan intenso fin de semana, de nuevo a la mierda de salones de la escuela y a la misma escoria de compañeros que teníamos.

-Hola zorrita -Escuché a Natalia decir detrás de mi, mientras caminaba al salón.

-Creí haberte dicho que te fueras de aquí - ¡oh, qué sorpresa! Era también Elena.

-Y si no lo hago ¿qué? -mi momento de valentía apareció.

-Tendremos que hacerte entender.

-¿A si? ¿Y cómo van a hacer eso? ¿eh?

Está vez no fue tan malo, ya que estábamos en los pasillos, habían profesores y más estudiantes, así que sólo me tiraron mis cosas como pudieron y se fueron riéndose.

-Déjame ayudarte -Sabía que era él, su voz era inconfundible.

-Gracias, Alaric -Contesté muy bajito.

-Creo que eso es todo -Empezó a levantarse y extendió su mano para ayudarme a hacer lo mismo

-Otra vez, gracias por ayudarme.

-Ven -Me dijo y me tomó de la mano mientras caminaba delante de mí.

Me llevó fuera del instituto, seguíamos caminando, llegamos a las bancas que se encontraban ahí, me soltó y se sentó.

-Siéntate, debemos platicar.

-¿Qué pasa? -Me atemorizó un poco la manera en la que me veía; pero sus ojos color miel eran tan hermosos que me perdía en ellos.

-¿Me puedes dejar entrar? -Su pregunta me sonó bastante extraña; pero no pude evitar soltar una pequeña risa.

-Jaja, ¿A qué te refieres? -Me miró muy tranquilo, pero yo lo conocía, sus ojos estaban llenos de nerviosismo.

-Aquí -Señaló mi corazón, de una manera muy tierna.

Me quedé callada, no sabía que responderle, nunca antes alguien me había dicho algo como eso.

-No es tan fácil como debería de ser -Admití.

-Deja que yo me encargue de eso -Me dijo mirándome a los ojos, acariciando mi mejilla y acercándose poco a poco.

-Tengo que entrar a clase -Me levanté muy apresurada y seguí mi camino devuelta al instituto, ignorando por completo su mirada de confusión y sus súplicas para que regresara.