XCIV

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Liv

-Liv, ¿llevas todo? - Me preguntó desde la cocina.

-Sí - contesté.

-Adelántate, ahora subo el equipaje en el maletero.

Salimos temprano, aún sin haber dormido, quizá sólo un par de horas. El clima era caluroso, no me molestaba, era muy cómodo.

-¿A dónde iremos? - Pregunté.

-Es una pequeña sorpresa.

-Vamos, dime… - hice un puchero.

-Si lo hiciera, ya no sería una sorpresa - me miró y sonrió - trata de dormir, te hará falta.

Giré mirando a la ventana, cerré por un par de segundo los ojos, pero al abrirlos de nuevo, parecía que habían pasado horas. Íbamos por una especie de carretera, sólo íbamos nosotros, nos acercábamos a una playa. El paisaje era muy hermoso, a lo lejos se veían una serie de montañas, y sobre la playa un muelle gigantesco que se conectaba a una serie de cabañas.

-¡Es hermoso! - Dije.

-¿Yo? - Dijo con tono burlón - lo sé, jajaja.

Llegamos hasta donde empezaba la arena. Alaric estacionó la camioneta y bajamos; donde comenzaba el muelle estaba una chica de piel morena y cabello chino, quizá tenia unos veintidós o veintitrés años. Alaric tomó mi mano y caminamos hasta ella.

-¿Natasha? - le preguntó.

-Debe de ser el señor Alaric, ¿cierto?

-Sí, ¿ya está listo todo?

-Sí - ella me sonrió - pasen por aquí.

-¿Está la ropa en la habitación? - Caminamos tras de ella.

-Así es, tal como lo ordenó - abrió la puerta - cuando estén listos los estaremos esperando en el comedor, a dos cabañas de aquí.

Natasha salió de la cabaña. En el dormitorio estaba un vestido blanco , unas sandalias y un pequeño brazalete. Sobre el pequeño sillón dejaron un pantalón blanco era de los que eran cortos, a la altura del tobillo, una camisa blanca y unas sandalias.

Salimos al comedor, era rústico, parecía antiguo o sólo era porque no estaba tan conectado con la civilización, se percibía una tranquilidad, que con tan sólo unos minutos podíamos estar relajados.

-¿Qué es ésto? - Pregunté.

-¿No es obvio? - Respondió

-Sí, pero me refiero… ¿En donde estamos?

-En tu muro playa… - Dijo sonriendo mientras caminábamos.

-O sea que…

-Sí, compré esta playa para ti.

-Pase por aquí - Natasha nos llevó a una mesa.

Había más personas, pero aún no terminaba de creer lo que decía Alaric, no creía que esta playa fuera nuestra. Nos sirvieron el desayuno. Al terminar, salimos de nuevo y fuimos hasta el final del muelle.

-¿Ahora sí me puedes decir? - Pregunté al llegar al final del muelle.

-Sí, hace unas semanas llegaron los primeros proyectos, lo recuerdas, ¿no? - Nos sentamos a la orilla, mientras mojábamos nuestros pies.

-Sí - contesté.

-Fue por eso, la programación de los dispositivos que se tiene que hacer, me pagaron un adelanto y fue suficiente para comprar la playa.

-Señor, su equipaje ya está en su habitación, es la mejor que tenemos - un chico nos dijo cuando estábamos sentados.

-Sí, gracias - Alaric buscó unas monedas en su bolsillo - toma, y gracias de nuevo.

Regresamos a la habitación que nos habían dado en un principio, pero no estaban nuestras cosas. Cambiaron todo y nos movieron a una de las mejores cabañas del muelle. Alaric y yo nos recostamos en la cama, mirábamos el techo, en ocasiones volteábamos a mirarnos uno al otro.

-¿Te sientes feliz? - Él preguntó.

-Sí - contesté - ¿por qué lo preguntas?

-Porque quiero que lo seas, quiero verte feliz, quiero hacerte feliz.

-Estando a tu lado lo soy - apreté su mano y le sonreí estúpidamente.

Mi vida empieza y acaba contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora