17. Confesiones de una hermana enamorada

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— ¡Gane! Soy la mejor en este jodido juego. Arrodíllense ante la ama de Mario Kart. Hay una nueva reina en la ciudad y su nombre es Lydia Bennet. —dijo Lydia saltando de emoción después de haber quedado de primera en la carrera con La princesa Peach y Kitty, con la princesa Daisy, terminó en quinto lugar.

— ¡Estupidas bananas! —se quejó Kitty.

Yo estaba sentada en el sofá intentando leer pero era imposible con todo el ruido del televisor y de las mellizas.

— ¡Lydia! Cuida tu lenguaje —dije y ella no me escuchó o simplemente me ignoro.

— ¿Quieres volver a jugar hermanita? O debo decir ¿quieres volver a perder? —dijo Ly dandole un juguetón codazo a Kitty.

— Técnicamente soy mayor —respondió ella. — ¡No perderé esta vez!

— Ya veremos —dijo Ly. Ellas estaban volviendo a poner la partida y a escoger los personajes cuando tocaron el timbre. — Lizzie, abre. Nosotras estamos ocupadas.

Puse los ojos en blanco, deje mi libro a un lado y me levante. Abrí la puerta y me encontré con nada más y nada menos que con William Darcy y Chuck Bingley en mi puerta. Ambos tenían cuadernos y libros en la mano.

— ¡Lizzie! ¿Cómo estás? ¿Cómo va todo? —dijo Chuck con su tono amable como siempre. Darcy solo se limitó a murmurar un hola.

— Hola, Chicos. Todo va bien ¿qué los trae por aquí? —pregunte mirándolos confundida.

— ¿Jane no te dijo? Vinimos a terminar nuestro proyecto de Historia Universal —respondió Chuck.

Jane no me había dicho nada pero ha estado tan ocupada que no la he visto casi y dormimos en la misma habitación. Asentí y me hice a un lado para que ellos entrarán. Chuck ya había estado en casa unas cuantas veces pero creo que Darcy no... Y era muy extraño tenerlo en nuestro hogar. Lo mire atenta y noté como miraba todo examinándolo ¿tal vez juzgándolo? Darcy no debía estar acostumbrado a estar en casas normales de gente normal. Ya saben, sin tantos lujos como la casa de los Bingley o su misma casa sea donde quede estoy segura que debe ser tan pretenciosa como su dueño.

Los dirigí hacia el comedor pero antes de llegar las mellizas los vieron y enseguida comenzaron a llenarlos de preguntas.

— ¿Juegan Mario Kart? —pregunto Kitty.

— Por supuesto que sí. Aunque tengo mucho tiempo que no lo hago —respondió Chuck. El miró a Darcy mientras esté dejaba los cuadernos en la mesa de la sala. Darcy notó que Chuck esperaba que él dijera algo.

— Los videojuegos no son lo mío. —dijo Darcy con tono monótono.

Por supuesto que no lo son ¿Por qué no me sorprende?

— Iré a buscar a Jane —anuncie y antes de subir las escaleras les lance miradas de advertencia a mis hermanas. Si ellas hacían algo para avergonzar a Jane enfrente de Chuck yo misma me encargaría de arruinar sus pequeñas y miserables vidas.

Busque a Jane en el piso de arriba y me sorprendió encontrarla en la habitación de mis padres. Ella estaba tan concentrada en lo que estaba haciendo que no noto que yo entré y estaba detrás de ella. Jane siempre se concentraba tanto cuando dibujaba o pintaba que era como si todo el mundo desapareciera, lo sabía porque a veces tenía que repetirle las cosas dos o tres veces. Me acerqué más y pude ver lo que dibujaba...

A Chuck.

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Las Chicas Bennet {Editando}Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt