Las Chicas Bennet {Editando}

44. Taste of love

Sábado, Febrero 27 8:32 p.m

— Necesito un favor —dije abordando a Mary en la sala.

Ella bajo el libro "Lolita" que estaba leyendo y me miró.

— ¿Qué clase favor? —preguntó ella.

Se suponía que ya debía tener la excusa perfecta para salir hoy en la noche pero no se me había ocurrido nada, nada que mi familia creyera y con poco tiempo delante de mí había decidido que necesitaba que alguien me cubriera.

— Un favor sin hacer preguntas al respecto —respondí sentándome a su lado.

Ella se quedó en silencio un momento solo mirándome.

— ¿Favor sin hacer preguntas del tipo necesitas que te ayude a esconder un cuerpo o de otro tipo? —pregunto ella de forma seria y yo solté un carcajada. No pude evitarlo

— Favor sin hacer preguntas del tipo nada ilegal —dije y luego lo pensé mejor. — Creo. No involucra ningún cuerpo.

Ella asintió.

— Esta bien ¿Qué favor es este?

— Solo te diré si prometes que lo harás —dije mirándola a los ojos. No me gustaba ser tan misteriosa pero no quería involucrar mucho a Mary en esto.

Ella volvió a quedar en silencio.

— Lo prometo —dijo finalmente.

— Necesito que me cubras, voy a salir y no sé cuánto demorare así que necesito que seas mi coartada. Por favor

— ¿A dónde vas? ¿por qué necesitas que te cubra? ¿Por qué no se lo pides a Jane? —ella me atacó a preguntas que no quería responder.

— Favor sin hacer preguntas ¿recuerdas?

Ella pareció pensarlo ya no se veía muy segura por un momento pero después asintió. Me sentí aliviada.

— ¡Eres la mejor! —aplaudí y la abrace.

— Solo prométeme que estarás bien, por favor —dijo ella devolviéndome el abrazo.

— Lo prometo —le dije y me separé de ella.

Sin decir más subí a mi habitación a buscar todo lo que necesitaría. Hoy sería una larga noche.

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Sábado, Febrero 27 10:13 p.m

Pasamos la entrada del Club Rosings y mis manos comenzaron a sudar, la última vez que había estado en este lugar parecía como si hubiese sido en una vida pasada y solo habían sido unos tres meses. Quién diría que tanto podía pasar en tan poco tiempo.

Maddie había decidido que merecíamos un chofer que nos trajera y así había sido, ella lo había arreglado todo para que cuando yo llegara a su casa a arreglarme, porque obviamente no podía salir de mi casa vestida para fiesta, todo estuviera preparado. Maddie ya estaba en su vestido color verde que hacía resaltar su cabello rojo, era una buena combinación, una que le favorecía y ella lo sabía. Maddie siempre había sido una chica que estaba consciente de su belleza y sabia aprovecharla. Yo me puse el vestido dorado que Maddie había escogido para mí, el cual había amado pero no lo admitiría frente a ella, me gustaba como me quedaba hasta me hacía sentir como una princesa. No era fanática de los vestidos largos pero este me encantaba, en especial la amplia falda. Acompañe mi vestido recogiendo mi cabello en una cola de caballo y rizando las puntas.