Un infierno muy real

260 32 23
                                    

El grupo entero se reunió muy preocupados de los otros, Toriel miró por la ventana. A la luz de la luna los antes amables y alegres montruos eran ahora horribles mutaciones supurantes. Tras la puerta sonaban arañazos amenazantes para ellos que los hacían estremecer.

Undyne gritó de rabia

—¡¿Cómo se atreve una criatura como esa ha tratar de aterrorizarme?!

La plaza se sacudía de manera violenta, pasos rítmicos y en gran cantidad alertaban al grupo de que sabían dónde estaban y que iban a por ellos. ¿Quienes? Mutaciones de monstruos por supuesto.

—Sería una buena opción huir—sopesó Alphys

Undyne gruñó en desprobación, era bien sabido por todos que lo único que jamás haría Undyne sería el huír

—¿De verdad?¿La capitana de la guardia real huyendo?—Papyrus miró con los ojos llorosos a la guerrera

Sitió muy de cerca la decepción de su amigo e ideó una excusa

—No vamos ha huir pequeño friki. Vamos a dar media vueta y ha avanzar-con una lanza recién invocada se alzó con orgullo-es muy diferente Paps—Un ruido sonó tras la puerta de la habitación y la guerrera se acercó ha escuchar— a mi señal...1...2...y...¡¡3!!

Le pegó una patada a la puerta y con lanzas abrió un camino no muy seguro entre las abominables mutaciones. Con varios y débiles gritos de guerra y el potente de Undyne salieron del hostal en el que estaban

Todos a excepción de Sans y Undyne siguieron corriendo con los ojos cerrados.

-¡¡QUE ORGULLOSA ESTOY DE MI EQUIPO!!

- Están corriedo...-puntualizó Sans

-¡¡PERO CORREN COMO LEONES!!-Gritaba orgullosa Undyne


Con aún en su memoria el recuerdo de la hermosa ciudad de día el grupo partió hacia las montañas paralelas para pasarlas. Asgore les esperaba ahí. Todos parecían medianamente bien, excepto uno de ellos. Papyrus sujetaba uno de los huesos de su brazo con firmeza. Sans, preocupado, fue a preguntar. Pero el menor solo le dejó claro que se había cortado con algo al correr. Todos se dieron por satisfechos con esta respuesta, hasta el mismísimo Papyrus. Pero la verdad era otra, Papyrus había sido alcanzado por una mutación de monstruo. Y ahora el reloj corría en su contra.

Pasaron varios días tras el abrigo de las estrellas y el sol.

Sansy:¿Frisk?¿Sabes que le pasa a mi hermano?

¿Acaso le ocurre algo?

Sansy:casi no habla

Ha podido enfadarse

Sansy:Frisk...

Sansy: estoy muy preocupado

Sansy: soy su hermano, y yo se cuando su comportamiento es por culpa de un enfado

Sansy: Frisk... ayúdame, le pasa algo y no sé que hacer

Sansy:Sabes que no soy bueno en estas cosas

Sansy: te necesito

Tranquilo Sans, voy para allí

Te voy ha ayudar, todo va ha estar bien, no te desesperes

 Se te nota muy nervioso, tranquilizate, tienes a Paps cerca y se va ha dar cuenta


Ambos, esqueleto y humana, se acercaron al hermano del de la chaqueta. Este juraba que estaba igual de contento que siempre, que sólo se encontraba mareado. El grupo entero decidió parar para que Papyrus pudiese descansar, Sans y Frisk no se separaron de él y no cesaron de hablar con él para comprobar si estaba mejor. El día caía suavemente por el horizonte, las dos montañas que tenían a pocos metros ocultaron antes de tiempo su vista del sol. La grácil luna salía por el lado opuesto, creciente se alzaba solemne.

Emanaba una misteriosa atmósfera que los bañó a todos. No tenían sueño, pero durmieron de todas formas. Undyne, que se negaba a bajar la guardia, decidió quedarse despierta. Desde el abrazo de las sombras observó cómo se abrazaban Frisk y Sans inconscientemente. La niña parecía tener pesadillas y el esqueleto, como buen amigo, la trataba de consolar.

Papyrus estaba al lado de los dos, se retorcía en sueños y murmuraba cosas imposibles de descifrar. Sílabas se escapaban de su boca sin llegar a formar una palabra conocida, estaba durmiendo, pero parecía cansado. La valiente y fiera guerrera se acercó con precaución al muchacho y lo zarandeó. Pero nada ocurrió. De un segundo a otro el esqueleto empezó a gritar como si estubiera aguantando una agonía terrible e insoportable. Todos se despertaron para ver que ocurría. Toriel y Alphys se encontraron con Sans abrazando a Papyrus con los ojos muy abiertos y sin entender nada, y con Frisk justo delante del esqueleto más alto tratando de hablar con él. Sólo sacaron de él balbuceos.

—Bro...dime que te ocurre, por favor. Me estas asustando. Paps, por favor, te lo pido por favor...por favor...vamos...te lo ruego Papyrus...—Sans ocultó su cabeza en la bufanda de su hermano.

Pasaron horas intentando hacerle reacionar sin conseguir nada.

—Tenemos que llegar cuanto antes al campamento del rey—Planteó Alphys


Papá, tenemos un problema

Papá Asgore: ¿Que ocurre mi niña?

A Papyrus le pasa algo, grita de dolor y no responde a nada

Mamá no sabe que hacer

Papá Asgore:¿¡QUE!? ¿ESTAIS MUY LEJOS DE AQUÍ?

No lo sé

Papá Asgore:Mandaré a varios soldados a por vosotros cariño

Nosotros ya vamos para allí también

Sans no parece muy bien

Papá Asgore:Tranquila mi niña, Papyrus estará bien

Papá Asgore:Si Sans está mal como tú dices entretenlo, necesitará alguien con quien hablar


Los soldados envíados por el rey llegaron muy rápido, y Undyne, que llevaba a su amigo en brazos corría velozmente, pero aún así... no llegaron a tiempo. Justo en el momento en el cual se veía ya la gran ciudad/fortaleza de Asgore ya era demasiado tarde para Papyrus. Sans frenó en seco en ese instante y miró como Undyne seguía corriendo. En las cuencas de los ojos de Sans no se percibía el pequeño punto de luz que era característico de los ojos de ambos hermanos, pero sus sonrisa seguía imborrable. Ya no había vuelta atrás.

Cayó al suelo con desesperación, gritando que tipo de dios permitiría esto.

Gritó con fuerza, rogó, amenazó y hasta trató de cambiarse por su hermano.

Pensó que alquien atendería a sus súplicas

Pero nadie lo hizo


Undertale AU UnderPower ||Overpower||Where stories live. Discover now