Historias que relatar

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La muchacha descansaba sobre la cama de los reyes con varias vendas, la mayoría de ellas ya desbordaban sangre. No había ni rastro de Toriel, quizá había ido a por vendas para reemplazar las que llevaba la niña.

—¿Quién te hizo esto, pequeña?—con mano temblorosa acarició su mejilla

La castaña emitió un sollozo ante el contacto, asustado, el esqueleto apartó apresuradamente la mano.

—Lo siento...—suspiró con pesadez—no sé si tú sabes quién te hizo esto...pero si no lo sabes y cuando despiertes te digan que he sido yo...por favor...por favor no te lo creas—no sabía muy bien que decir, no sabía cómo sentirse— jamás te haría daño. No, a ti nunca.

Se sentó en el suelo durante un momento para descansar de tantas emociones.

—¿Sabes? He estado barajando el huir ahora que he conseguido escapar. Pero temo que si me escapo realmente crean que fui yo.—pensativo fijó la mirada a un punto—si por algún casual me fuera...volvería a por ti. Volvería a por esa persona que me ha enseñado que hay cosas que no podemos evitar...

"—Pero no te irás—Papyrus rió"

—Pero no me iré. No creo ser capaz de huir. Me pasaría el tiempo preguntándome si estás bien y si quien fuera el que te atacó volvió a hacerlo—escuchó un leve ruido y decidió que ya era hora de despedirse—debo volver a la celda, pequeña... Quizá no vuelva a visitarte...pero espero que no me odies cuando despiertes. Espero que me hayas perdonado—bajó la voz— por hacer lo que debía—la volvió a alzar— y que de verdad no creas lo que te digan al despertar.

Del bolsillo de su chaleco sacó un papel perfectamente doblado y lo dejó bajo la almohada de Frisk con cuidado. Tras ello salió de la cabaña por la misma puerta lateral y la cerró a cal y canto teletransportándose inmediatamente después de aquello.

Lo que ni vio ni percibió fue que en todo momento Toriel lo había estado observando tras el umbral de la puerta, con una llama en la mano lista para ser lanzada si osaba herir a su niña. Pero tras escuchar todo lo dicho tenía una cosa clara, Sans no había atacado a Frisk. Al menos no conscientemente.
Sacudiendo su cabeza y limpiando su mente de todo pensamiento se dispuso a cambiarle las vendas a su niña.

A la mañana siguiente y cuando el sol ya se deslizaba ante la vista de todos los niños-monstruo más inquietos se aproximaban al árbol "de" Bren.

—¡Yo!¡Señor!¡Señor!—Monster Kid saltaba con sus gran sonrisa

Bren quitó su sombrero de su rostro, y abriendo perezosamente un ojo lo dirigió con lentitud hacia el grupo de niños-monstruo.

—¿Me decís a mí?—puesto a que los niños gritaron con júbilo dio por supuesto que la respuesta era afirmativa—es curioso ver a niños tan madrugadores—esbozó una sonrisa pícara y se sentó en la rama del árbol sobre la que estaba

—¡Yo!¡Señor, cuéntenos una historia!

—¿Tan de mañana? ¿No estableció el rey la hora del cuento al ocaso?—rió para sí mientras el viento otoñal que movía la hojarasca hacia lo propio con su cabello oscuro—de todas formas es un buen día para contar leyendas. Veamos...

>>Otra leyenda que sonaba en mi lugar de nacimiento sobre el bosque de los ocho susurros era que en su interior se encontraba el cáliz sagrado. Contaban que solo los Gigantes que vivían en el bosque y lo custodiaban eran lo suficientemente osados como para entrar al centro del bosque y eran conocedores del paradero del cáliz.

—¡Yo! ¿Pero no cuidaban el bosque lo felitos esos?

—¡Dijo elfos!—una pequeña discusión había comenzado

—Feéricos—gritaban otros

—Felitos—insistía MK—¡si tuviera brazos me los jugaría!

El viajero les mandó callar con un suave gesto.

>>Muchos aventureros emprendieron las búsquedas pertinentes para alcanzar la gloria tras encontrar el cáliz...pero tras entrar en el bosque ninguno de ellos era visto con vida.
De todas formas se sigue hablando de que los centaur--... Digo... Los Gigantes del bosque siguen custodiando dicho cáliz que otorga gloria en el bosque, a la espera de ser encontrado entre la espesura del bosque.
Cuando caiga la noche conoceréis la historia de uno de los aventureros.

Pese a la enrevesada forma de hablar los niños comprendieron la mayor parte de la historia.

¡Yo!¡Señor!¿Eso es cierto?¿Existe tal cosa?—Los ojos del monstruo sin brazos brillaron como estrellas

—¿Quién sabe? Cuando encuentren el cáliz sabremos si es cierto... Aunque sí lo pensamos...¿creeríais a alguien que no trae pruebas pero dice que es cierto? Los seres humanos somos tan hipócritas que solo creemos lo que vemos en la mayoría de los casos.—rió divertido—en cierto modo ¿no es lo que ocurre aquí? Yo os cuento historias sin pruebas de ningún tipo. Podrían ser mentira, pero vosotros decidís creéroslas o no. Deja de ser mi problema.

Los niños ladearon la cabeza sin comprender nada.

—entonces...¿lo que cuenta es cierto o no?

Se encogió de hombros.

—Si cuando seáis mayores tratáis de forjar vuestra leyenda y emprendéis una aventura podéis comprobar si lo contado por mí es cierto o soy solo un raimundillo mentiroso. Entonces, y solo entonces, sabréis si es cierto.

Bajándose de un salto del árbol caminó
hacia la entrada del bosque.Seguramente llegaría para la hora del cuento.

N/A:¿Queréis que regrese? 7u7

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