Bren, el mestizo

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"—¿De qué está hablando, Sans?"

El esqueleto golpeó sus costillas para acallar a su hermano, pues no podía contestar y mucho menos procesar lo que estaba pasando.

—Pero...yo llevo aquí desde que salí del ayuntamiento—conservó la calma al hablar

—No juegues conmigo, esqueletito, la atacó un Gaster Blaster y solo tú puedes usarlo—Undyne le dedicó una mirada llena de severidad y sacudió la mano para que lo apresaran.

Como era de esperar lo encerraron en la cárcel sin mucha demora y con bastante facilidad, pues el esqueleto aún estaba en estado de shock tras lo descubierto.

El ocaso ya se acercaba, y el campamento entero había sido reunido a modo de asamblea en el centro del pueblo entorno a una hoguera. Todos, excepto Frisk y Toriel estaban en aquel lugar, acogidos por el suave zozobrar de las llamas y protegidos por la guardia real y su gran rey.
De pronto y sin previo aviso, justo cuando los últimos rayos de sol se deslizaban por las copas de los más altos árboles del bosque se escuchó un silbido no muy lejano que evitó que la asamblea comenzara. La guardia real al completo se colocó en posición defensiva ante el forastero.

El nombrado forastero portaba una gabardina con capucha de cuero negro y con sombrero de ala ancha, su mirada se dirigía hacia abajo mientras caminaba por el camino principal a la entrada del campamento.

—Identifícate, hijo—el rey hablo con voz profunda y solemne

—Con que de verdad los monstruos salieron a la superficie...curioso—el que por su voz parecía un muchacho se quitó el sombrero dejando ver que era humano, sus cabellos castaños oscuros se mecieron con la brisa otoñal—Mi nombre es Bren, soy un viajero

—¡ES UN HUMANO!—chilló con fiereza Undyne—¡Matadlo!

La guardia real al completo entró el combate con el muchacho, su alma color paciencia se hizo presente, pero extrañamente no parecía importarle demasiado. Pronto supieron porqué. Cuando los ataques trataron de hacerle daño antes de que llegasen a tocarle se convertían en ataque azules, este, al estar quieto, era invulnerable.

—No hace falta luchar. No soy de todas formas un humano. Soy...mitad feérico. Permitidme sentarme a descansar y os contaré mi historia.—encandilados por sus palabras le dejaron hacer para que comenzase a relatar.

>>El reino de los feéricos, al cual pertenecía mi padre, siempre ha sido un reino oculto y lleno de misterios. Mi padre era un hombre espigado de cabello muy bien peinado y de facciones delicadas, como todos los de su raza. Me cuesta creer que no hayáis escuchado de su leyenda y sobre el bosque de los ocho susurros. Cuentan que si al caminar por el bosque te paras a descansar escucharas a los feéricos entonar:
"Uno: La piedad es suficiente"
"Dos: Dedícale una sonrisa al mundo"
"Tres: Tus sueños son mentiras que dejaran de serlo"
"Cuatro: Todo héroe forja su leyenda al oponerse a algo"
"Cinco: El fin no justifica siempre los medios"
"Seis:Puedes ser o no feliz, sin compromiso"
"Siete:...El enemigo no siempre es el malo, y si no tienes uno eres tú mismo"
"Ocho: En este mundo es salvar o ser salvado, sin excepciones"

>>Y así ocho eran las enseñanzas que se le confiaban al mundo humano tras la batalla contra los monstruos.
El caso era que cierto feérico, el arquero más presto de todo el reino, caminaba por el bosque en busca de la oportunidad de darle honor al nombre del bosque cuando una granjera, se interpuso en su camino. Inmediatamente quedó prendado de su belleza y le ofreció el pasar juntos un día.
Tras varias visitas y ambos emborrachados de su fuerte y pulcro amor ambos realizaron una danza de purificación. Ante tal acto considerado impuro el jefe de los feéricos castigó al arquero privándolo de poder salir hacia el mundo humano. El tiempo corrió y la mujer fue olvidada por aquel misterioso...hasta que dio a luz a un hijo con rasgos del reino de su padre, ese fui yo, Bren, el mestizo.

Todos callaron ante su historia, a ese muchacho le rodeaba un aura de misterio que ponía en duda si era verdad que era humano, pero en cierto modo ponía en duda si era verdad que descendía de elfos.

De hecho, Undyne juraría que entre su mata de cabello había atisbado una oreja levemente más puntiaguda.
Los ojos marrones claros casi color miel observaron a Undyne con una sonrisa difícil de descifrar. ¿Seductora?¿Una sonrisa cómplice? Solo el mismísimo Bren lo sabía. Ese humano se había ganado su confianza y había alegrado tal racha de acontecimientos oscuros. El rey finalmente aprobó una hora del cuento para que Bran se ganase la vida mientras permaneciese en el campamento, gustoso, aceptó.

—No será necesario que me deis techo, señaladme un árbol cercano y ese será mi hogar. Todo viajero sabe que por estos lares no se puede uno confiar

Así, Bren el mestizo, apodado "Bren el cuentacuentos" se asentó provisionalmente en el campamento. ¿Para bien o traería el mal como los anteriores?¿Permanecería mucho tiempo o marcharía cual hoja arrastrada por el viento? Solo el tiempo podría dictar como él mismo forjaría su destino, su desgracia o su leyenda.

Undertale AU UnderPower ||Overpower||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora