No existe justicia para nosotros

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La noche había caído, Frisk había acudido al cierto de Sans que generalmente compartía pensando que como siempre lo encontraría ahí. Pero no fue así.
Conservando la calma preguntó a varias personas, pero ninguna sabía nada.

Salió al patio exterior hasta llegar al jardín. No había podido llegar muy lejos andando... Pero...¿y teletransportandose?
Ahí entraba otro gran problema ¿dónde podía haberse teletransportado estando con tan poco poder por culpa de su estado?

La chica suspiró. Podía estar en cualquier parte. Para pensar con más claridad de adentró al bosque. Tras encontrar una roca cerca de un arroyo en la cual se podía sentar prosiguió pensando.

Debía haber sido un lugar que Sans conociese muy bien para que le resultara fácil y natural el llegar... Eso le dejaba dos posibles lugares. La antigua casa en la que vivía con Toriel y Papyrus y...su hogar en el subsuelo, Snowdin.

Pero eso estaba muy lejos, no podía ir allí a pie... Por esa misma razón volvió corriendo hacia el laboratorio de Alphys.

—E--espera, espera...más despacio—Alphys se limpió sus gafas—Primero, ¿por qué quieres ir?

Estaba claro...quería ir a ayudar a Sans. Peor ¿por qué quería ir con tanto fervor? Eso también lo sabía.

Frisk sonrió como una pequeña boba. Alphys no precisó más y la llevó hacia una gran máquina.

—Piensa hacia dónde quieres ir

Casa.
Su casa.

Sintió como de pronto se hacía uno con la nada y volvía a ser ella en otra parte totalmente diferente.
Entró en la chamuscada casa, solo se veían los restos de la pelea que había acontecido tiempo atrás entre Sans y ella siendo manejada por Chara. Pero ni rastro de Sans.

Tras ellos rehizo el camino hacia el monte Ebott. Recordaba la primera vez que lo había recorrido. Estaba jugando tranquilamente hasta que se escuchó una gran explosión, tras eso, y sabiendo lo que estaba ocurriendo decidió saltar por el agujero salvándose por un pelo de la radiación de la onda expansiva.

Las flores doradas amortiguaron su caída como de costumbre, y ella solo tuvo que caminar hacia Snowdin una vez más.
Nada más entrar en dicho pueblo vio a quien tanto buscaba, este deambulaba por Snowdin muy perdido y tanteando para saber si había algún obstáculo ante él.

—¡SANS!—la niña corrió para abrazar a al esqueleto.

Por un momento llegó a pensar que no lo encontraría y que había sido su culpa, pero tras encontrarlo todos esos sentimientos se hacían más pequeños y la culpabilidad se cubría con satisfacción y tranquilidad.

—Niña...¿qué haces aquí?

—Eso mismo podría decir yo ¿qué haces en Snowdin—El abrazo intensificó su fuerza

—...pues no lo sé... No tengo ni la más remota idea... Pero ya que estamos ¿por qué no vamos a Waterfalls? Tengo algo importante de lo que hablar

Y menos mal que lo había encontrado, si no...si no... Sino no le habría dicho algo tan importante como lo que le iba a decir.

Las flores Eco los rodeaban a ambos, y las piernas de estos sujetos colgaban hacia abajo casi rozando el agua pero sin conseguirlo del todo. El agua estaba muy calmada y ningún sonido se escuchaba, en resumidas cuentas nada turbaba aquel momento.

—Niña...no, Frisk...—se aclaró la garganta intentando que el nudo que tenía en su garganta bajase

Como no lo consiguió rogó por paciencia y fue a por una flor eco, y tras susurrarle algo de la tendió. Cuando la flor repitió lo que le había sido susurrado tanto la muchacha como el esqueleto de pusieron rojos a su manera (principalmente porque el sonrojo de Sans es azul)

—Yo también te amo...

Sans suspiró aliviado.
Pero no por mucho tiempo.

—Pero...

¿¡POR QUÉ DEMONIOS HAY SIEMPRE UN "PERO"?!?

—No puede ser

—¿P--por qué?—el de azul se estremeció—¿porque soy un monstruo y tú una humana? Eso es algo injusto...

—Es injusto porque no lo entiendes, si lo entendieras... Si tan solo lo entendieras. Soy la última humana...El sol sale, se oculta, y vuelve a salir. Las flores brotan, de marchitan y vuelven a brotar. Y es algo inevitable. Es inevitable que yo muera, y no quiero que la humanidad se extinga conmigo....es inevitable. Igual de inevitable es lo que sentimos. Te amo, es inevitable, pero es imposible, tan imposible como que esta flor pueda no marchitarse nunca.—tomó aire— Piénsalo, nuestro amor es como esta flor, brota, florece...y muere, muere porque es imposible que viva eternamente. Hay amores que son para siempre... Pero el nuestro no será uno de esos. Este sentimiento que ambos sentimos pasará, dolerá pero pasará.

Dolía, dolía y mucho. Ahora no sabía qué hacer. ¿Llorar?¿reir?¿morir ahí mismo?

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