La compañia hace milagros

170 30 4
                                    

Sans y la mutación que ahora era Papyrus buscaron a Frisk o indicios de ella durante varios kilómetros. La mutación le brindaba compañía al esqueleto de menor altura y le proporcionaba ese afecto que añoraba. Era su hermano. No sabía cómo, no sabía porque... Pero era su hermano, y ante todo le estaba ayudando.

Caminando un día llegaron a la costa. Las olas atacaban con violencia algunas rocas que se interponían entre la arena y el agua. Con paciencia el agua haría desaparecer la roca.
Como último recurso los dos hermanos se percataron de una casita medio abandonada costera. ¿Podría estar ahí la niña? Ojalá...

Papyrus tomó la iniciativa de adelantarse y entrar en la casa. Si había una mutación era mejor que le atacasen a él, pues no podía mutar más. Pero la casa era completamente segura, y ambos hermanos optaron por descasar ahí  unas horas mientras aseguraban si Frisk estaba o no por el perímetro.

Las esperanzas del de la chaqueta azul disminuían con cada paso que daba. Habían pasado cuatro lunas desde que salió en busca de su niña, y lo único alentador que encontró fue el móvil de la misma.
Eso le decía que iba por el buen camino, pero también le hacía plantearse algunas dudas.

¿Tiró su móvil conscientemente?

¿Se le cayó mientras huía de alguna mutación?

Y si eso último era cierto...¿estaba sana aún?

Sumido en sus pensamientos tropezó con una fruta. Estaba en buen estado. ¿Las mutaciones comen? Papyrus no había comido nada desde que se encontraron, pero Sans lo ultimo que había comido era la flor que le entregó su hermano, así que la llevó hacia la cabaña.

En cuanto entró y vio a la mutación de su hermano se estremeció un poco. No se había acostumbrado a verlo de esa manera, pero no importaba.

—Hey, Paps...mira lo que encontré. Una Sans-día (Sandía XD)

La mutación dejó escapar un Nyehehe. Mientras estiraba los brazos. Sans colocó la fruta en los guantes de la mutación y observó un atención como la sujetaba.

Sans invocó unos huesos y al soltar la fruta esta quedó partida en cuatro porciones. Con los guantes,la mutación, volvió a tomar la sandía, esta vez dos porciones, y se las tendió al esqueleto.

La mutación manipulaba todo lo que tenía que ver con su hermano con muchísimo cuidado. Los guantes de su cuerpo de batalla eran a veces recubiertos con su bufanda, y otras los dejaba estar. Si Sans quería un abrazo (algo bastante común tras la "muerte" de  Paps) se aseguraba concienzudamente de que su cuerpo de batalla no dejaba escapar ningún líquido que pudiera hacerlo mutar. Y aún así, Paps, obligaba a su hermano a tomar un pétalo de la flor-antídoto cada día. Solo por si acaso.

Cuando abandonaron la costa encontraron un campamento de monstruos. Por primera vez en mucho tiempo Sans volvió a sentir miedo. ¿Y si los monstruos atacaban a Paps? No estaba dispuesto a perderlo una vez más.

Mientras caminaba por el aparentemente abandonado campamento con precaución y en estado de alerta se descuidó de su hermano.
Cuando volvió a mirarle suspiro aliviado. Seguía junto a él, pero estaba quieto, como si hubiese escuchado algo.

—¿Escuchaste algo Paps?

La mutación no respondió, solo miró a su hermano con atención y le señaló una casa.

—¿Hay alguien malo?¿Paps? Dime algo. Sé que puedes hablar en "esa" lengua

La mutación caminó hacia la casa previamente señalada con aparente calma, y hasta algo alegre.

Papyrus le dejó entrar primero. Entonces no había peligro...
El mayor abrió la puerta, al abrirla sintió como que desplazaba algo extraño, pero no le dio importancia. Pues lo que vio tras la puerta le reparó el alma y se la rompió a la vez en mil pedazos.

Su humana.

Pero...no estaba bien.

Estaba herida.

Undertale AU UnderPower ||Overpower||Where stories live. Discover now