Capitulo 18.

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– ¿Está todo bien? – preguntó Mary en el momento en el que colgué la llamada de mi madre y guardaba de nuevo mi móvil en mi short.

– Si, solo era mi madre. Me quería dar un par de consejos maternos, ya sabes... – sonreí un poco. Ella sacó de su bolso un paquete y me ofreció una galleta, que agradecida acepté – Gracias.

– De nada. Ya sabes, una pobre y vieja como yo lo único que puede hacer por los demás es ofrecerles comida – mordió su galleta divertida – Ya sabes, como en las películas – reí ante su comentario – Tengo razón, cuando aparecen ancianos en las películas, lo único que hacen es dar comida a sus hijos o nietos.

– Es verdad, pero al menos vosotras sabéis cocinar algo rico – me encogí de hombros – Mi madre no es que cocine muy bien... En cambio, yo sí. Aprendí a cocinar gracias a la mujer que lleva la cafetería del instituto. Ella me enseñó algunas cosas ricas, y otras las he aprendido yo. Básicamente se podría decir que yo he alimentado a mi familia. Si no fuera por los platos que hago, vivirían de platos precocinados y comida basura. Oh, y pizza, mucha pizza – reí.

– La pizza tiene muchas calorías. No entiendo a esa gente que dice que prefiere comer una pizza antes que un plato casero, como por ejemplo pollo al horno, arroz amarillo... Son ejemplos, pero miles de platos caseros son mucho mejores con una simple pizza con tanta grasa – hizo una mueca de asco con su cara – Tampoco estoy diciendo que comer pizza de vez en cuando sea malo. Una cada mes no hace daño.

– ¿Una cada mes? – pregunté divertida – En mi familia se come una cada tres días. No podemos vivir sin pizza. Además, somos adolescentes – me encogí de hombros riendo.

Después de una larga charla sobre la comida casera y sobre comida basura, los demás decidieron al fin salir del agua. Cada uno cogió su respectiva toalla y se sentaron al rededor de la abuela Mary, quien miraba divertida las caras de terror de los chicos.

– Ya, no os voy a golpear con la toalla – avisó finalmente.

{...}

– ¿Noche de chicas? – preguntó Harper asomando su cabeza por la puerta de mi habitación, seguido de entrar a ella y sentarse en el borde de la cama que comparto con Em – Hay golosinas abajo.

– Sabes que me muero de ganas por tener una noche de chicas contigo – hice un puchero con mis labios – Pero antes quedé con los chicos para hablar con todos a la vez, e intentar.... No lo sé, llevarnos bien y volver a ser los mismos de antes – respondí rodando los ojos – Es que he oído eso tantas veces. Juro, que si esta vez no funciona, no lo volveré a intentar más.

– Vi sus caras, Sky. Están arrepentidos. Pero tienes que darles tiempo, su orgullo es demasiado grande y si van a disculparse, es porque de verdad les importas y quieren cambiar. Dales otra oportunidad, anda – acarició mi hombro sonriéndome – Y si se comportan como unos imbéciles como lo han sido siempre, olvídate de ellos – negó con su cabeza – Pero intenta darles esa oportunidad.

– Y no les tengas miedo – dijo Emily apareciendo en esta conversación, ya que ella también estaba sentada en la cama – Recuerda que son de tu familia, no te sientas intimidada por ellos, que no sientan que tienen ese poder sobre ti, ¿sí? Solo piensa que todo va a salir bien – sonrió echando su largo cabello hacia detrás.

Había tenido la oportunidad de intercambiar un par de palabras con ellos cuatro. Se disculparon, si, pero fue una charla bastante rápida y yo necesito estar a solas con ellos para poder hablar. Sin Connor, Harper o Em. Solo nosotros cinco.

¿Podré con tanta sobreprotección?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora