Capitulo 31.

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SKYLER POV.

– Pues sí – me encogí de hombros dejando escapar una lágrima – Ya sabes que soy una suicida – finalicé agachando la cabeza dejando de observar cómo Jake me miraba con sus ojos abiertos como platos.

Lo que más me duele de todo esto, no es que Jake se haya enterado de esta manera, por culpa de mi tío Marco. Lo que más me duele es que mi tío se haya preocupado por ver mis cortes y no por ver cómo Dallas me gritaba e intentaba golpearme.

Por ese mismo pensamiento comencé a llorar.

– Ya, tranquila – habló Jake acercándose hacia mí y envolviéndome con sus brazos – Todo estará bien, Sky, tranquila – suspiró comenzando a acariciar mi cabello – Lo siento mucho, supongo que no querrías que me enterara de esto, y mucho menos así – alargó sin dejar de abrazarme.

No sé qué responderle. ¿Qué se supone que debo decirle? ¿Debería contarle todo? No puedo hacer eso, no sé qué decir, ni qué hacer.

– Solo responde con un sí o un no – pidió dejando un leve espacio entre nosotros dos y secando con sus pulgares algunas de mis lágrimas – ¿De verdad te cortaste? – preguntó con un tono cálido. Tras un par de largos segundos, asentí y él tragó saliva nervioso – Pero... no te veo ninguno – frunció el ceño.

– Porque... – empecé a hablar con la voz temblorosa – Siempre llevo prendas de manga larga para que no se vean – aclaré finalizando con un suspiro. Jake, tras unos segundos me quitó despacio la chaqueta que él mismo me había prestado y observó mis brazos. Al no ver nada, frunció el ceño.

– Skyler, ahí... – no dejé que terminara su frase.

– ¿Ahí no hay nada? – dije con cierto tono de ironía haciendo que él asintiera y me mirase aún más confundido. Entonces agarré una de sus manos y la llevé hacia una de mis muñecas. El maquillaje tapaba los cortes, pero no impedía que se notaran. Jake al sentir en mi muñeca cada uno de los cortes me miró con pena, pero no apartó su mano.

– Skyler, yo... – comenzó a decir sin despegar su vista de mi muñeca y sin dejar de acariciarla – Siento muchísimo todo esto, tiene que ser duro sufrir a diario todo lo que te han hecho esos chicos – alargó nervioso e hizo una larga pausa – Pero cortarse no es la solución – agregó finalmente en un suspiro.

– Ahórrate el sermón, por favor – pedí – me se esos discursos de memoria, Jake. "No te hace bien" "No es bueno" "No es la solución" – alargué rodando los ojos – Puede que esta no sea una buena solución, pero es la mía y la de muchos otros – finalicé.

Jake estaba en una mezcla de shock y de trance. Él no sabía ni qué hacer ni qué decir. Obviamente me esperaba una reacción así. Nadie se espera que una dulce chica se corte los brazos, pero tampoco nadie se espera que a una dulce chica la golpeen. Pero esto último mencionado a nadie le importa, solo les importan los malditos cortes.

– Y no, no me molesta que te hayas enterado. Tarde o temprano lo ibas a hacer – agregué sintiendo de nuevo mis ojos picar y aguarse – También sé que al igual que yo necesitas hablar de esto y aclarar algunas cosas, así que, si te parece vamos a comer algo y hablamos – me encogí de hombros apretando mis labios. Jake asintió en respuesta.

Suerte que nadie estaba observándonos. Él colocó de nuevo su chaqueta de cuero en mis brazos y me ayudó a colocármela. Ninguno de los dos dijo ni una sola palabra, hasta que llegamos a un lugar parecido al McDonalds.

¿Podré con tanta sobreprotección?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora