Capitulo 34.

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SKYLER POV.

Abrí los ojos, despertándome sobresaltada cuando sentí un golpe en uno de mis costados. Gire mi cabeza rápidamente y rodé los ojos. Al parecer, mi hermano había dejado caer su brazo sobre mi cuerpo. Y claro, aparte de eso tiene su cabeza apoyada en mi espalda.

Mi tío Marco no se queda atrás, para nada. Está a mi otro lado dormido, con la boca abierta completamente,  abrazando mi brazo.

Los ronquidos de mi hermano en mi oído no eran muy agradables, pero estoy prácticamente inmovilizada y no les quiero despertar. Así que me aguantaré hasta que pare de hacer esos horribles ruidos. Son solo casi las cinco de la mañana. Pero en realidad no me importan sus ronquidos. Si para estar así con el, hacen falta, que ronque lo que quiera.

Aquí estás tú creyendo que todo va a ir bien, que todo se va a volver de color rosa, que todo va a cambiar... No te engañes a ti misma, querida Skyler. Recuerda una cosa, la que es suicida una vez, no deja de serlo aunque ella piense que si.

Eso es una horrible e inútil mentira. Las personas cambian. Los actos también. Y ojalá los pensamientos también. Las personas claro que pueden dejar de ser suicidas. Somos capaces de dejar todo aquello que nosotros queramos. Así que, eso no es así, no es cierto, y tengo que dejar de mentirme a mí misma, así que, por favor, sal de mi cabeza.

Tú no te preocupes. Sigue pensando así, no es nuestro problema, pero, cuando todo comience a ir mal de nuevo, no nos culpes a nosotras, intentamos avisarte. Además, ya veras como algún día te darás cuenta de que en realidad, esta es tu mente. Somos tus propios pensamientos transformados en voces, Skyler, entiéndelo.

Ni lo entiendo ni lo quiero entender. Lo que quiero es que desaparezcan de mi vida de una vez por todas. Solo existen para empeorarme y dificultarme los días. Ustedes, las voces y pensamientos, son los que me hacen ser así.

Querida Skyler, ya te dijimos, piensa lo que quieras. Puedes creernos a nosotras, que somos tú, o simplemente puedes no creer. Pero recuerda otra vez, la que es suicida nunca deja de serlo.

Pasé unos minutos más sin escuchar a esas malditas voces, pero, vaya. Esa última frase parecía tan real que sentí escalofríos. Pero lo importante es que desaparecieron y no sé cuándo regresarán. Solo vienen a mí cuando estoy deprimida o cuando estoy feliz, para empeorar las cosas, como bien dije.

Al fin, Dallas cambio su posición y alejo su cuerpo del mío dándome movilidad. Ya solo faltaba que mi tío soltara mi brazo para poder estar libre.

{...}

No pude dormir más en el resto de la noche. Me quede pensando en todo lo que había pasado, en el comportamiento de Dallas, en la reacción de Dylan, en la llegada de mi tío Marco... En todo. Son cerca de las once de la mañana, por lo que decidí despertar a mi hermano y a mi tío.

– Dallas, despierta – susurré en su oído, y cuando vi como movía un poco sus ojos, me acerqué a mi tío Marco – Despiértate, que ya es de día – volví a susurrar.

Poco a poco ambos fueron abriendo sus ojos y estirándose en la cama, para, finalmente, incorporarse en ella y mirar a un punto muerto de la habitación. Sonreí al verles. Ambos eran parecidos. Tenían unas ojeras no muy grandes, la boca entreabierta, la camiseta arrugada y el pelo revuelto.

– Hey – llamé su atención haciendo que me mirasen aún con los ojos entrecerrados a causa del sueño – Son las once de la mañana, ¿no se piensan levantar? – pregunté con un toque de ironía en la voz.

¿Podré con tanta sobreprotección?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora