Capitulo 26.

9.2K 707 209
                                    


– Deja de decir que todo te sale mal – entrecerró sus ojos Jake.

– Deja de decir que deje de decir todo lo que digo – respondí del mismo modo – Si lo digo, lo digo por algo, y sabes que estoy deprimida, déjame deprimirme – le saque mi lengua tal y como lo haría una niña de cinco años.

– Yo te dejo deprimirte todo lo que quieras cuando me lleves de vuelta a casa, ya que alguien – entonó esta última palabra con un toque de ironía – se ha perdido y no me quedó otro remedio que perseguirla, ¿sabes por qué? ¡Porque nunca había estado en este sitio y tengo ni idea de dónde estoy! – exclamó nervioso.

– Yo no me he perdido, solo no se llegar a casa – hablé alzando una ceja y él me fulminó con su mirada.

– Y yo no soy guapo, solo bonito de cara – respondió sarcástico.

Si, estábamos perdidos. Lo que pasó, fue que después de que Jake dijera por quinta vez que fuéramos a casa, a mí me entró un ataque de nervios y comencé a correr como una loca desquiciada. Jake venía corriendo y gritando detrás de mí. Me metí entre las mil calles que hay hasta que mis piernas no podían más y entré en un centro comercial. Nos encontramos en una tienda de ropa que no conozco.

– Llévame de vuelta a casa, si quieres dame la dirección y yo vuelvo, pero mi equipo de música, MacBook, iPad y demás están en casa por lo que estoy incomunicado con el mundo exterior – exageró dramáticamente – Por lo que más quieras, Sky, dime cómo ir. Se me ha perdido el móvil, ¿no te doy pena?

– ¿No te enteras de que estamos perdidos? – su cara de espanto me lo dijo todo – Pues si, ni tú ni yo tenemos idea de dónde estamos, así que, ¿qué más da? Nos quedaremos a vivir en estas tiendas como vagabundos.

– Skyler... – alargó con tono amenazante – ¿Me estás queriendo decir que los casi cuarenta minutos que llevas corriendo no tenias ni idea de a dónde ibas? ¿Me estás intentando decir eso? – preguntó con los ojos cerrados intentando mantener la calma.

Ni yo tampoco me podía creer que haya corrido cuarenta minutos seguidos.

– Tal vez – respondí causando que Jake abriera sus ojos como platos – Y no pienso volver a correr tanto en mi vida, así que podríamos llamar a un taxi para que venga a buscarnos y así que nos lleve hasta casa.

– No sé si te has parado a pensar que cinco minutos en un taxi es extremadamente caro, imagínate unos cuarenta minutos, además, ¿con qué dinero piensas pagarle si no tenemos? ¿Y con que móvil piensas llamarlo si tampoco tenemos? – empezó a ponerse aún más nervioso.

Vale, en realidad solo somos dos chicos llenos de arena con olor a mar sin dinero, sin móvil, completamente desorientados. Porque mi móvil se encontraba guardado en el bolso de Harper.

– Niños, lleváis hablando a gritos en esta tienda como veinte minutos en el mismo sitio. Esta tienda no es un parque infantil, por lo que sí no vais a comprar nada, váyanse – ordenó una de las viejas empleadas de la tienda.

– Señora, ¿usted nos podría decir a cuanto queda esto de la calle Bárbara? – preguntó Jake educadamente. Si, nuestra calle se llamaba así.

– La calle que está cerca del supermercado que abre las veinticuatro horas del día? – preguntó acomodando su perfecta blusa blanca y Jake asintió rápidamente en respuesta – En coche tardarían unos veinticinco minutos, y a pie más o menos una hora y cuarto – respondió.

Pues nosotros conseguimos llegar hasta aquí corriendo en cuarenta... Pero eso es algo que nunca volverá a pasar.

– ¿Sería tan amable de dejarnos un momento su móvil para llamar a unas personas? – le preguntó Jake en una sonrisa que mostraba cada uno de sus perfectos dientes. La mujer le miró con asco.

¿Podré con tanta sobreprotección?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora