Travesura Realizada

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Los merodeadores fueron los primeros en retirarse de la mesa luego de la hora del desayuno. Isadora se quedó unos segundos mirando sin mirar el punto en el cuál Sirius había desaparecido de su vista.

- Sky, ¿Cómo es la cosa ahora?, ¿Tú y Sirius vuelven a ser amigos? – Inquirió Lily, interrumpiendo su trance.

- Eso creo – respondió ésta. – De hecho... hablamos anoche, me pidió disculpas y luego me abrazó, así que: si, supongo que somos amigos otra vez.

- ¿Estás hablando de Sirius?, ¿Te pidió disculpas? ¡¿Y luego te abrazó?! – Preguntó Alice sorprendida e incrédula.

- No es tan orgulloso como creen – replicó la muchacha encogiéndose de hombros.

- Sin mencionar que está siendo inusualmente agradable, más que nada contigo – Lily codeó a Isadora alzando una ceja.

- Ya olvídalo Lily, es mejor así. Me agrada más como amigo que portándose como un bruto. – Dijo Isadora, siendo determinante al respecto.

- ¿Te contaron los chicos como fue lo de ayer? – preguntó Alice – Me refiero a lo del castigo de Sirius.

- No les pregunté sobre eso.

- Bueno – Comenzó Lily – James le dijo a Sirius lo que había pasado en el baile, pues Sirius se enfureció y cuando lo encontró a Severus le dijo que debía pedirnos disculpas, ya sabes, incluso quería que confesara para que levanten tu castigo. – Lily sonrió – Obviamente Severus se negó y comenzaron a pelear.

- Entonces Sirius quedó castigado por el maleficio de Moco murciélago y... - presumió Isadora.

- De hecho... - la interrumpió Lily – Fue Severus el primero en usar la varita, pero Sirius no le dijo a McGonagall, tampoco nos dio tiempo de explicar a nosotros, aceptó el castigo como si nada.

- ¿Qué insinúas? – quiso saber Isadora.

- Que lo hizo por ti, pues ahora toman el castigo juntos, ¿no? – Afirmó Alice.

- Él dijo algo sobre eso, pero no lo creo, tal vez sólo quería vengarse de Severus.

- Sky, eres pésima captando las señales. – Comentó Lily – Sirius es orgulloso, pero también extremadamente leal, aunque no creo que nos estuviese defendiendo a mí y a James en ese momento.

- Llegaré tarde a la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas – se excusó Isadora, ignorando lo que sus amigas le contaron.

La mañana era inusualmente cálida para ser invierno, luego de la clase al aire libre Isadora volvió a la habitación a dejar su capa y su enorme bufanda dorado y escarlata, no las necesitaría por el resto del día. La siguiente clase fue adivinación, luego de unas cuantas predicciones muy cliché volvió al comedor para almorzar junto a sus amigos. Nuevamente los Elfos le dejaron un postre diferente al resto, un muffin exquisitamente decorado con un león de pasta comestible.

- ¡Ya no se me ocurre que dejarles! – les comentó apenada a sus amigos mientras escribía un nuevo trozo de pergamino. Sirius le tendió una de sus plumas para escribir.

- Oh, gracias. - Dijo la pelinegra asombrada de que Sirius tuviese consideración con los elfos, aunque sospechaba que no lo hacía por ellos.

- De todos modos creo que con los dibujos basta, son bonitos – Opinó Sirius. Peter se volvió hacia Sirius mirándolo tan extrañado como si hubiese dicho que dejaría de molestar a Snape. Remus, divertido, miró hacia otro lado para que Sirius no lo reprendiese por reírse. James arrugó la nariz y camino en dirección a las escaleras de piedra con la escoba voladora al hombro. Los demás caminaron en la misma dirección.

Sirius Black: el velo de la muerte¹Where stories live. Discover now