Wingardium Leviosa

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Grimmauld Place rebalsaba de gente cuando Dumbledore y el resto del grupo llegaron a la casa. Al ver al director de Hogwarts, todos los que estaban allí hicieron silencio.

Isadora buscó a Sirius con la vista y al encontrarlo se apresuró hacia él fundiéndose en un abrazo.

- El Ministerio sabe que Voldemort ha vuelto – anunció Dumbledore – me ahorraré los detalles pues confío que el resto de los testigos los pondrán al tanto de todo. Con respecto a ti, Sirius – dijo volviéndose hacia él – Fudge va a renunciar a su puesto luego de este desastre de hoy, es lo mejor que puede hacer. Pero antes, está dispuesto a concederte un segundo juicio. Puedes aceptarlo o no, pero si todo sale bien tal vez no tengas que seguir escondiéndote.

- ¿Y si sale mal? – preguntó Isadora

- Si sale mal no van a enviarlo a Azkaban... - dijo Dumbledore en tono sombrío.

- ¿Cuándo es? – Sirius no parecía muy animado ante esa segunda opción.

- En tres semanas, tienes tiempo hasta entonces. – Dumbledore se volvió hacia la puerta – Si me disculpan, debo volver a Hogwarts, tengo una charla pendiente con los centauros. A ustedes – señaló a Harry, Hermione, Ron y Ginny - espero verlos en Hogwarts para la hora de la cena; les enviaré un traslador.

Antes de que todos se dispersaran tras la partida de Dumbledore, Isadora tomó a Sirius del antebrazo.

- No irás, ¿cierto? – Sirius no respondió – Si te encuentran culpable, y eso es lo que esperan, usarán a los Dementores.

- Si sale bien no tendré a nadie persiguiéndome nunca más. Mira... - dijo Sirius sosteniéndole la mano – no tenemos por qué pensar en eso por otras dos o tres semanas. - besó a Isadora en la frente y ella hizo una mueca poco convencida.

La puerta de la cocina se abrió con un fuerte estruendo y por ella pasaron corriendo George y Fred Weasley.

- ¡¿Es cierto que le pegaste al Ministro?! – preguntó Fred

- Ron nos dijo que fue excelente – agregó George alzando una mano para chocar los cinco.

- Y vinimos a presentarte nuestros respetos – Fred hizo una reverencia y George lo imitó. Isadora sonrió.

- ¿Creen que me despida? – preguntó mientras se alejaba.

Harry, Ron, Hermione y Ginny formaban una ronda en torno a una tetera de porcelana mientras esperaban que ésta se iluminase, y Molly aprovechaba cada segundo para rogarles que se portaran bien.

La tetera desprendió un brillo azulado y Sirius le dio un último abrazo a Harry antes de dejarlo partir.

- Sólo faltan un par de días para que terminen las clases, no sé por qué no puede empezar las vacaciones un poco antes – comentó molesto –. Sólo hace un par de horas se estaba enfrentando a Voldemort.

Alguien que justo pasaba junto a Sirius se estremeció ante la mención del nombre.

Poco a poco la casa fue quedando vacía. Remus se retiró a su habitación visiblemente agotado; Moody rengueó hasta la salida y cerró con un portazo que despertó al cuadro de Walburga; Tonks aturdió al cuadro y cerró las cortinas.

- Bueno, supongo que no te veremos mañana en el Ministerio – dijo mientras intentaba ocultar una sonrisa.

- Tonks, ¿Todavía estás pensando en lo de Fudge?

- Nunca lo olvidaré – respondió abofeteando el aire.

- Vendremos a visitarte uno de estos días. Cuídate mucho – Allie le dio un abrazo y un beso en la mejilla –. Lo digo en serio, no quieras salir de esta casa.

- ¿Y qué se supone que haga encerrada aquí?

- Pregúntale a Sirius – Dijo Tonks abriendo la puerta - ¡Adiós!

Isadora habría deseado tener un objeto que detuviese el tiempo para poder pensar en todo lo que había sucedido ese día, poder asimilarlo todo. Sentía que había hecho trampa al mundo, en cierta forma, pero no se arrepentía en lo más mínimo y cualquier sentimiento de culpa que pudiese haber tenido se esfumó cuando Sirius atravesó el umbral de la puerta de su habitación, aun sabiendo que él le haría preguntas sobre lo que sucedió en el ministerio. Pero estaba frente a ella, cosa que le habría resultado imposible unas horas atrás; las imágenes del velo se colaron en su mente, pero sacudió la cabeza intentando no pensar en eso. Ya era una pesadilla, no existía, tenía que olvidarlo.

Sirius se sentó a su lado a los pies de la cama y acariciándole la mejilla le pasó el cabello por atrás de la oreja.

- Sabes que tengo que preguntar... - comenzó con voz suave – lo que pasó en el departamento de misterios –. Isadora asintió.

- Fui yo – admitió.

- El hechizo de Bellatrix me hubiese pegado, ¿Cómo supiste lo que iba a pasar?

- No lo sabía – Isadora no podía evitar que le resbalasen lágrimas silenciosas por las mejillas – Lo vi, el hechizo se dio en el pecho, caíste a través del velo. No pude aceptarlo, me desesperé. Maté a Bellatrix y corrí hasta la sala del tiempo –. Introdujo una mano temblorosa en el bolsillo de su falda y le mostró a Sirius el giratiempo. Él suspiró.

- Isadora...

- Ya sé lo que me vas a decir

- Siempre supimos que eso podía pasar, desde el momento que entramos en la Orden, ¿recuerdas?

- Sí, claro que recuerdo lo que dijiste– se quitó las lágrimas con las manos – Hay cosas por las que vale la pena morir.

- Exacto. Yo sé que es difícil, pero hay cosas que no podemos cambiar, o que no debemos cambiar. Muchas cosas podrían haber resultado mal, alterar el tiempo tiene su precio.

- El precio fue que Bellatrix sigue viva. – Sirius tomó ambas manos de Isadora entre las suyas.

- Tienes que prometerme que no lo volverás a hacer. Ver a quienes amamos irse es algo que nadie quiere experimentar, y aunque yo también deseo que vivas conmigo mil años más... a veces no se trata solo de nosotros.

- No lo hice solo por mí. Es que no podía dejar que esta vez sucediese lo mismo que hace catorce años; quería que ésta vez estuvieses conmigo – Isadora tomó una bocanada de aire antes de volver a hablar – estoy embarazada, Sirius.

Sirius pasó por tantas emociones en menos de un segundo que era imposible saber qué estaba pensando, alzó las cejas con sorpresa, luego sonrió, puso cara de preocupación; y por último volvió a sonreír, se puso de pie y paseó en línea recta de un extremo al otro de la habitación.

- ¿Estás bien? – preguntó Isadora. Sirius se giró hacia ella muy rápido, como si hubiese vuelto a advertir su presencia de golpe y asintió frenéticamente - ¿Puedes decir algo?

- ¡Sí! – gritó. Isadora abrió los ojos con sorpresa – lo siento, no sé por qué estoy hablando tan fuerte. ¿Puedes pararte así te abrazo? – tomó a Isadora de la mano y la llevó hasta él rodeándola con sus brazos, ella soltó una risita – te amo – repetía mientras besaba su frente, mejillas y labios una y otra vez.

- y yo a ti.

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Estoy segura que nadie esperaba que actualice tan rápido, es un milagro! XD

Espero que disfruten los caps de hoy, los que siguen ya están en marcha. Estoy tratando de actualizar más seguido ♥
La historia ya pasó los 100k de visitas y 10k de votos (O.O) cuando empecé este fic pensé que nadie lo leería, así que muchas gracias por sus votos y comentarios ♥

Sirius Black: el velo de la muerte¹Where stories live. Discover now