James y Lily Potter

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- Buenos días, preciosa – Saludó Sirius a la muchacha de cabello negro enmarañado, cubierta con una frazada que arrastraba en el suelo. Isadora lo besó en la comisura de los labios, y se sentó a su lado en la mesa. – Lily te envió eso de allí, junto con una carta – dijo señalando a Orion que tenía un sobre a su lado. – Es urgente según entendí – agregó algo divertido. Isadora le dio una golosina a la lechuza y abrió el gran paquete. Había al menos diez vestidos de varios colores, los observó con pánico unos segundos.

- ¡Cuando le dije que eran bellos no pretendía probarlos todos! – exclamó.

- Ajá, ¿vas a usarlos uno encima del otro? – preguntó Sirius y soltó una risita. – Mejor empieza ahora o no terminaras de probarlos, imagínate lo que diría Lily.

- ¿Por qué a ti no te mandaron una caja llena de cosas? – dijo Isadora suspirando con pesadez - ¿No eres tú el padrino?

- Porque James si se apiada de mí.

- Sólo por eso me ayudarás a elegir – ordenó Isadora llevándose la caja y una taza de café a la habitación. Le pareció oír que Sirius se reía al verla irse refunfuñando aún con la cobija sobre los hombros y su aspecto de recién levantada, que se le hacía realmente cómico y tierno.

- ¡Así te ves linda también! – le gritó él desde la otra habitación.

- Ay, cállate – respondió ella. Descartó los primeros dos sin siquiera probarlos y tomó el tercer vestido que era de color azul. - ¿Y bien? – dijo con terquedad apareciéndose en la cocina.

- ¡Me gusta! – Sirius engulló una buena porción de tarta. Isadora desapareció y al cabo de unos minutos volvió con un vestido morado - ¡Es lindo! – respondió el, nuevamente; ella repitió la acción sólo para tener por respuesta <Te queda hermoso>, <Ese me agrada> y <Ese otro también>

- Bueno, el último – dijo ella rodando los ojos.

- Te queda precioso – opinó con una sonrisa.

- ¡Ya dijiste eso de los demás! – exclamó exasperada mientras se quitaba el último vestido.

- ¿Qué otra opinión puedo dar?, ¡Estoy siendo completamente honesto! – dijo Sirius alzando una mano como si jurara – Todos, absolutamente todos te quedan preciosos, podrías ir con la ropa de dormir de hace rato e igual te verías fabulosa. – Isadora se cruzó se brazos pero en lugar de fruncir el ceño se le escapó una sonrisa, tomó la carta de Lily y la leyó, en ésta sugería el vestido rojo escarlata. Decidió cumplir con los deseos de su amiga para hacerlo más fácil y guardó el resto de los vestidos otra vez, de todos modos ese era uno de los más bonitos.

Para esa tarde Isadora ya había devuelto la caja a Lily y peinaba su cabello mientras Sirius se ponía su smoking. Ella pensó que la nueva capa de viaje que Euphemia y Fleamont le habían regalado iría perfecto para la ocasión, ya que el invierno estaba haciéndose notar.

- ¿Lista? – preguntó Sirius mientras acomodaba en un bolsillo el reloj que ella le había regalado, y en el del lado opuesto su varita y alguna que otra cosa más. Alzó la vista hacia Isadora y se quedó congelado en su lugar, como si nunca la hubiese mirado antes, sólo atinando a sonreírle. – O... podemos quedarnos – musitó acercándose para besarla en el cuello. Ella cerró los ojos al sentir el contacto de los labios de Sirius en su piel.

- No podemos quedarnos – dijo en un momento de lucidez y reuniendo todo su control – Lily me encerrará en Azkaban si llego tarde. – bromeó

Cuando llegaron una gran parte de los invitados se encontraban allí; ni bien vieron a Remus y Peter se acercaron a ellos. El lugar era más grande de lo que Isadora pensó que sería, estaba decorado con colores pastel y crema, muy delicados y en tonos fríos que encajaban con la estación, al mirarse a ella misma notó que sus colores contrastaban con la escena, aunque por suerte había personas con atuendos extravagantes que llamaban más la atención. Más cerca de la hora llegaron Alice, Ric y Frank, seguidos de Alastor Moody y Slughorn, el profesor de pociones de Hogwarts. Moody miraba hacia todos lados con su ojo mágico que se movía rápidamente; Dumbledore también estaba allí, siempre con su típico gesto amable, charlaba animadamente con Minerva McGonagall, Fleamont y Euphemia.

Sirius Black: el velo de la muerte¹Where stories live. Discover now