A James y Lily

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Era ya muy tarde cuando Tonks e Isadora llegaron a Grimmauld Place esa noche. Hacía demasiado frio para ser otoño, así que Isadora llevaba su capa de viaje roja, la más abrigada, y Tonks en su aburrimiento había decidido que era buena idea ir combinadas así que se había cambiado el color de cabello dejándolo del mismo tono que el abrigo de Isadora.

- Como te decía... - Tonks retomó el hilo de su monólogo – mamá es prima de Sirius... así que... ¿Puedo llamarte tía?

- Por última vez: No – suspiró Isadora, aunque se le escapó una sonrisa.

- ¡Pero todas mis otras tías apestan!

- Se siente raro, Nymphadora

- ¡No me digas Nym...! Ah, ya se lo que intentas – dijo Tonks cruzándose de brazos. - ¡Espera!, ¿y tu serías la tía abuela de mis hijos? – agregó riendo.

- Por parte tuya, sí. Por parte de Remus sólo tía.

- Pero qué tiene que... ¡OYE!, espera, vuelve aquí – Isadora se adelantó hasta quedar frente al número doces de Grimmauld Place, echó un vistazo a la calle antes de abrir la puerta y usó la varita para cerrarla una vez que Tonks estuvo dentro también.

El cabello rojo de Tonks combinó perfecto con sus mejillas cuando entraron a la cocina y lo primero que vio fue a Remus haciendo café.

- ¿cómo les fue en el ministerio hoy? - preguntó Remus

- ¡Mucho mejor!, ahora que Umbridge casi no anda por allí – respondió Tonks – Las mañanas sin ella son casi como el paraíso, ¡La odio!, es detestable, irritante y tiene esa vocecilla que... - Tonks hizo un gesto raro y Remus sonrió.

- ¿Café? – preguntó él. Isadora le acercó una taza gigantesca.

- Llénala – pidió bostezando – muero de sueño. ¿Cuánto falta para la reunión de hoy? Anoche me dormí demasiado tarde.

- Si, lo sé. Yo duermo en la habitación junto a la de Sirius – dijo Remus al pasar, e Isadora se ahogó con el café que estaba tomando y tosió mientras Sirius reía con descaro desde la puerta.

Cuando los cuatro escucharon abrirse la puerta principal y la madre de Sirius comenzó a gritar, éste último dejó de reír y se apresuró al pasillo con hosquedad. Su voz se escuchaba amortiguada por las paredes, mientras Sirius reñía con los recién llegados.

- Necesita salir de esta casa... urgente – murmuró Isadora. Remus negó sutilmente ante la reacción de Sirius.

- Lo sé, pero Dumbledore...

- Si, ya sé lo que dijo Dumbledore – interrumpió Isadora con un suspiro – Ah, y antes que lo olvide, tienes que tomar la poción, ahora mismo. – Hizo aparecer allí mismo una botella con un líquido azul eléctrico. Remus trató de tomarse una copa llena antes que los demás llegaran a la habitación – Pero no tiene que esconderse sí o sí en Grimmauld Place... - continuó

- Tu casa no es una opción ya te lo dije – advirtió Remus mientras arrugaba la nariz por el mal sabor de la poción matalobos.

- Además, ya escuchaste el comunicado de Fudge de hace una semana, piensan que las dos desapariciones que hubo después del verano son culpa de él – agregó Tonks dándole a Remus un chocolate envuelto en papel metalizado. Éste le dio las gracias con una sonrisa y lo comió inmediatamente después de terminas la poción.

Tuvieron que abandonar el tema de conversación en cuanto el resto de la Orden entró en la cocina, abarrotando el lugar en cuestión de segundos.

- Fudge es tan incompetente que me desespera – alcanzó a decir Isadora. Dumbledore que justo pasó junto a ella asintió con cortesía.

Habían llegado a un punto de la reunión en el que discutían los detalles más irrelevantes y tediosos. Dumbledore y Snape había sido los primeros en marcharse, nunca se quedaban a cenar, como lo hacía el resto, ni se demoraban un segundo más de lo necesario.

Sirius Black: el velo de la muerte¹Where stories live. Discover now