Diminuendo

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Había transcurrido ya la última luna llena que los merodeadores pasarían en el castillo de Hogwarts. Todo había pasado tan rápido que apenas podían creer que les quedaban las últimas dos semanas de clases del año en las que todos juntos estarían en el colegio. Lily estaba muy entusiasmada con la idea de la fiesta de fin de año y no paraba de hablar de ello todos los días en cuanto se presentaba la oportunidad.

Esa mañana Remus apareció junto a James y Peter en el Gran salón con las nuevas cicatrices de la última luna aun curándose. Ya no llevaban las túnicas debido a que cada vez hacía más calor.

- ¡Buenos días! – Saludó James dándole un beso en la mejilla a Lily. - ¿Has visto a Canuto? – Le preguntó.

- Aún no ha llegado – respondió ella – Te ves mucho mejor hoy, Remus, ¿Has podido adelantar algo para los exámenes?

- Fue complicado recuperar el tiempo perdido con mi "pequeño problema peludo", pero no me irá tan mal, supongo. – informó éste mientras se sentaba y se servía una gran taza de café.

- ¡Aun no entiendo para qué necesitas todo esto! – dijo una pila de libros caminante con la voz de Sirius Black. – Es más de lo que necesitas para los exámenes.

- ¡Tú te ofreciste a cargarlos!, ¡dámelos entonces! – le espetó Isadora que venía a su lado con la nariz metida en otro libro de desvencijado encuadernado rojo.

- No lo decía por eso – Respondió él depositando los volúmenes encima de la mesa con un golpe sordo. – Sólo digo que necesitas descansar. – Lily cuestionó a Remus con la mirada y el alzó los hombros en señal de no saber absolutamente nada sobre los recién llegados.

- ¿De dónde vienen? – inquirió James.

- De la biblioteca – Respondió Isadora dejando el libro tapas rojas en la pila al tiempo que se sentaba - ¿Por qué eres tan metido siempre? – soltó. Sirius reprimió una risa mientras servía café para ambos. – Sin azúcar para mí, por favor – se adelantó.

- Lo sé – dijo Sirius aun con el buen humor estampado en su rostro. Ella trató de ocultar su asombro sobre lo detallista que había sido su amigo respecto a sus preferencias. Se preguntó cuántas veces la habría observado preparar su café.

- Tengo noticias – informó la muchacha juntando todo su largo pelo negro por delante del hombro derecho – No vendré a Hogwarts el año que viene – Todos sus amigos dejaron sus tazas y la observaron sorprendidos.

- Creí que te quedarías... – dijo Lily con decaimiento - ¿Estás segura?

- Habríamos ido a visitarte en las excursiones a Hogsmeade – comentó Remus.

- Lo sé, Remus – respondió la chica con una sonrisa que no se reflejaba en la expresión de sus ojos – Lily, no pongas esa cara – imploró – los visitaré.

- ¡Aun puedes cambiar de parecer! – exclamó Sirius en un tono demasiado alto, mirando alternativamente a James y a Peter como si esperara que ellos si tuviesen un buen argumento para convencerla.

- Sirius...

- No quiero que te vayas – expresó cruzándose de brazos cual niño pequeño que hace un berrinche. – Somos tus amigos.

- Creo que exageras – replicó Isadora con los ojos desorbitados, paseando la vista por sus otros amigos.

Su discusión se vio interrumpida por dos lechuzas, una traía el ejemplar de El Profeta de ese día y la otra era Orion, con una carta para la muchacha.

- Gracias – le dijo Isadora a su lechuza mientras la acariciaba encima del pico. Luego le entregó un Knut a la otra lechuza.

Al terminar la última clase de encantamientos de ese año, la pelinegra bajó por las escaleras de piedra hasta llegar al vestíbulo del castillo.

- Últimos días en sexto – comentó Alaric con entusiasmo – Es raro que estemos a un año de irnos de Hogwarts para siempre, ¿no?

- Ehh... sí – respondió Isadora sin escuchar lo que su amigo decía ya que caminaba y releía un pergamino al mismo tiempo.

Se despidió de su amigo pensando en contarle luego que no volvería con él el siguiente año. Al llegar a la mesa de Gryffindor lo primero que notó fue la ausencia de Sirius, que llegó unos minutos más tarde con mala cara.

- ¿Qué le pasa? – preguntó Alice refiriéndose a Sirius al ver que los chicos abandonaban la mesa.

- Isa se va – informó Lily como si fuese la razón más obvia del mundo. Alice, quien no se había sentado con ellos en el desayuno, se lamentó por la noticia pero terminó deseándole suerte para el próximo año.

- Gracias, Alice – Dijo Isadora con una sonrisa - ¿En serio crees eso? – le preguntó a Lily.

- Claro que sí, estuvo así todo el día – Negó con la cabeza – A veces no los entiendo a ustedes dos.

- Sirius me contó un rumor hoy en la biblioteca – cambió de tema - ¡¿Es cierto que James y tú vivirán juntos?! – exclamó con entusiasmo.

- ¡Qué bocones son! – chilló su amiga – Es probable – afirmó sonriente. Sus dos amigas la felicitaron y prometieron visitar su futura casa con regularidad.

La sala común de Gryffindor se fue quedando poco a poco sin estudiantes. Sólo dos chicos, Lily, Alice e Isadora seguían con las narices metidas entre pergaminos y libros.

- Bueno, no creo que pueda aprender mucho más en estas horas – confesó Alice desperezándose – Hasta mañana – Subió por las escaleras hasta la habitación.

- Yo también me iré, deberías hacer lo mismo, Isa, o no podrás despertarte mañana.

- Sólo son unos minutos, Lily, debo terminar este capítulo, de todas formas llámame si te levantas antes que yo.

La pelirroja abandonó la habitación. Isadora, que estaba sentada en el cómodo sofá de siempre, continuó con la lectura, sin darse cuenta que leía sin leer y que las palabras se hacían borrosas.

Abrió los ojos al sentir que alguien zamarreaba suavemente su hombro y el corazón le dio un vuelco al ver el rostro de Sirius tan cerca del suyo.

- ¿Qué haces aquí? – preguntó la chica.

- El reloj te delató – Dijo él sonriendo – Pensé que estabas estudiando.

- Lo estaba.

- No es que sea muy conocedor de técnicas de estudio, pero estoy seguro que estabas durmiendo. – Isadora soltó una risita – Mi sugerencia es que las camas son más cómodas. – Ella puso los ojos en blanco

- ¿Y tú que haces aquí? – insistió.

- Quería hablar contigo de algo – le dijo, siguiendo el consejo que Remus le había dado esa tarde – Pero te dejaré descansar. Te veo mañana – La saludó con un beso en la mejilla que le hizo erizar la piel. ¿Cómo pretendía Sirius que ella pegara un ojo luego de decirle que necesitaba hablar?

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Próximo capítulo: Impedimenta

Sirius Black: el velo de la muerte¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora