El Prisionero de Azkaban

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AVISO:

Antes de que lean el capítulo quiero comentarles que debido a la cantidad de comentarios sobre el tema me tomé la molestia de revisar el capítulo "Rennervate", y sí, faltaban un par de líneas, la única explicación es que mi Word me odia. En fin seguramente les llegará la notificación de que está editado. La cuestión es que sí, lo perdió :(  (así lo dejamos claro). Perdón por la confusión, se que era un dato interesante. A veces no puedo releer al publicar y subo sin una última revisión. (La proxima tendré más cuidado). Gracias por sus votos y sus comentarios, de verdad me encantan :')

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Reapareció junto a un viejo sauce que se interponía entre ella y la valla que impedía el acceso al enorme terreno de la casa de los gritos. Unas pocas luces muy tenues se alcanzaban a ver en el pueblo, pero no había gente ni movimiento de ningún tipo, como si nada estuviese pasando. Isadora sabía que Remus no la llamaría en vano. A medida que avanzaba el silencio era cada vez más sordo y la brisa más fresca. Tuvo que conjurar un encantamiento desilusionador para no ser vista al cruzar el claro en caso de que no estuviese sola. Sólo le faltaban unos cuantos metros cuando comenzó a oír voces dentro de la estropeada construcción.

- ¡Expelliarmus! – Isadora pudo escuchar que el hechizo dio en el blanco – Le he dicho una y otra vez al director que ayudabas a Black a entrar al castillo, Lupin. Ni siquiera se me ocurrió que tuviesen el valor de utilizar este lugar como escondrijo. Pero aquí está la prueba. Dos más para Azkaban esta noche – Con cuidado y en absoluto Isadora buscaba un lugar por dónde entrar a la casa, pero estaba toda sellada y si se aparecía el ruido podría delatarla y ya había quitado el encantamiento desilusionador.

- Brillante Snape, una vez más pones tu incisiva mente a trabajar y una vez más llegas a la conclusión equivocada – Sintió que el corazón se le detenía. Tenía algo diferente, pero aún podía reconocer a Sirius en esa voz ronca – Ahora si nos disculpas, Remus y yo tenemos asuntos que resolver.

- Dame una razón, te lo suplico – pidió la voz de Severus.

- Severus no seas tonto...

- ¡No puede evitarlo, es hábito a esta altura!

- Sirius, cálmate.

- ¡Cálmate tú, Remus! – una explosión fue seguida de un ruido sordo. Alguien había caído al suelo. Olvidando la discreción Isadora apuntó con la varita y sacó de los goznes la puerta que la separaba de una habitación demasiado concurrida. Remus yacía en el suelo con cuerdas alrededor de todo el cuerpo mientras Snape le apuntaba a Sirius con la varita directamente a los ojos. Tanto Remus como Sirius estaban desarmados y a Isadora le tomó menos de un segundo reaccionar.

- ¡Protego! – exclamó haciendo que Snape diera un paso obligado hacia atrás. Ella se interpuso entre éste y Sirius. Severus habló con su típica voz arrastrada y burlona.

- Vaya, vaya... esta habitación se torna más y más pequeña. Tiempo sin verte Isadora, no has cambiado nada, sigues siendo el escudo de Black como hace más de trece años – ella le apuntó decididamente al pecho – tú te mereces una acogedora celda en Azkaban tanto como él...

- ¡Cómo te atreves! – bramó Sirius intentando alejarla de Snape, pero Isadora no cedió - ¿Por qué no mejor te vas a jugar con tu set de química? – preguntó aun queriendo alcanzarlo.

- Profesor Snape, no perdería nada con oír lo que tienen que decir, ¿no cree? – por primera vez desde que entró en la habitación Isadora reparó en los tres chicos que se encontraban apiñados en una esquina. La impresión la hizo retroceder. No, no era James, podía notar la diferencia, pero por un segundo habría jurado que ese chico de pelo alborotado y anteojos era su difunto amigo.

Sirius Black: el velo de la muerte¹Where stories live. Discover now