6. Necesito volver a sentirte

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Camille ha sido dada de alta esta mañana, así que ahora nos encontramos en su habitación jugando con un viejo turista que ha encontrado debajo de su cama

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Camille ha sido dada de alta esta mañana, así que ahora nos encontramos en su habitación jugando con un viejo turista que ha encontrado debajo de su cama. 

—Has caído en Francia. Tienes que pagarme —Esboza una preciosa sonrisa. 

—Eso no es justo —replico—. Tú has estado en Venezuela y no me has pagado. 

—Cambié el dinero por dos besos ¿recuerdas? —susurra—. Aunque si quieres podemos hacer el mismo trato. 

Suelto una carcajada. Se ve tan linda. Está justo frente a mí con su pijama de color rosa y su cabello está revuelto y enmarañado. 

  —Si quieres que te bese no tienes que pedirlo. 

Hace a un lado el tablero y se acerca hasta mí para besar mis labios. Tomo su cintura y la pego más a mí. Últimamente mi princesa ha estado un poco más cariñosa, y no sé si eso sea bueno. Aunque debería de estar contento, de cierta manera me da miedo. 

Josh, no tienes idea de lo mucho que te quiero —murmura en mis labios. Te quiero tanto. 

—Sabes que yo te quiero muchísimo más, princesa. 

Ella me mira con devoción y se levanta para ir al baño. 

Contemplo su precioso cuerpo. 

Camille y yo no hemos tenido intimidad desde el día del invernadero. Estar cerca de ella es una tortura inmensa. Quiero amarla de nuevo, quiero hacerle sentir lo mucho que la adoro y venerarla para siempre, sin embargo, todavía no se encuentra lo bastante recuperada.  No quiero que haga un esfuerzo físico tan grande. 

De cierta manera, agradezco a James por habernos interrumpido. Si no lo hubiese hecho, estoy seguro de que no me hubiese podido controlar, y Camille y yo hubiéramos tenido relaciones en un lugar que no es para nada romántico.

Y no lo merece. 

Regresa con una enorme sonrisa en el rostro.

—¿Quieres seguir jugando? —me cuestiona. 

—Sí, pero si tú no quieres no hay problema — Me encojo de hombros.

—La verdad es que me apetece ir un rato a mi estudio. Extraño bastante dibujar. 

Me acerco hasta ella y le tomo sus manos. Ella clava sus ojos en los míos y noto como se pierde en ellos. 

—Tú tienes algo —digo un poco preocupado. La conozco. Ha estado rara desde que James la insultó —. ¿Quieres contarme qué es lo que sucede? 

Agacha la mirada. 

—No me ocurre nada —agrega cortante. 

—Sabes que puedes confiar en mí musito repartiendo caricias en su brazo. 

Cuando eras mía©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora