49. Decirte adiós para siempre

3.4K 295 31
                                    

Las cuatro horas que a penas he dormido me han sentado de maravilla

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Las cuatro horas que a penas he dormido me han sentado de maravilla. Hace mucho que no había dormido tan delicioso. No sé si fue el hecho de haber descansado al lado de Josh, o que tenía unos cuantos grados de alcohol en la sangre, sin embargo, a pesar del estrés que me oprime el pecho, he pasado una buena noche. 

Camino de vuelta hacia donde el castaño me espera con un café en las manos. He ido por mi boleto, mientras él compraba algo para comer. Sus mejillas están rosadas y tiene un poco de migajas en la camiseta.

Me entrega la bebida y con una sonrisa murmuro lo siguiente:

—Gracias, Josh —Tomo el vaso blanco y doy con cuidado un sorbo—. Necesito despertar, sigo adormilada.

Sus ojos me miran con adoración y no me cabe ninguna duda de que yo lo veo de la misma manera.

Creo que ayer, hemos dejado las cosas en claro. Si bien, todavía no hemos regresado, los dos sabemos que estamos locos el uno por el otro, sólo basta apostar para ver quien será el primero en tratar de luchar por una reconciliación.

Josh pasa uno de mis cabellos rebeldes detrás de mi oreja para después acariciar mi rostro con ternura. Me encanta que haga eso, así que se lo permito. No tengo porque objetar.

—No hay de que —dice con tranquilidad—. ¿Estás segura de que no quieres que vaya contigo? De cualquier forma, mi tren sale en unas cuantas horas.

Niego con la cabeza. No quiero interferir con sus planes. Yo estaré bien, tengo muy claro lo que voy a pintar, y sé que en cuanto toque el pincel, mis sentimientos llegarán a flote y no podré salir de mi estudio durante un buen rato. 

—Descuida, está todo perfecto. Me apetece más la idea de que el lunes estés en la inauguración. Ten por seguro que las pinturas te encantarán, no es algo muy diferente a lo que ya he hecho, pero mi corazón está en cada uno de ellos.

Me mira con cierta curiosidad. Muero por decirle que he plasmado en el lienzo cada lugar en el que él y yo hemos estado juntos. Que pinté cada sitio que ha sido cómplice de nuestra breve pero intensa historia de amor.

—Haré todo lo posible —añade, revolviendo su cabello—. Es el cumpleaños de mamá y me encantaría pasar todo el día con mi familia.

—¡Fantástico! —exclamo—. ¿Por qué no vienen todos juntos? Si es por el dinero yo les pago el viaje, han depositado en mi cuenta la mitad de la nueva colección, y con eso es más que suficiente para esto. Además, podemos quedarnos con Rocío, le hará ilusión verte.

Él me mira con los ojos brillantes y sé que tomará en cuenta lo que acabo de decirle. A mí, más que a nadie me fascinaría que toda la familia Rivers estuviera presente, en realidad los aprecio. 

—Tengo que hablar primero con ellos —Agarra mi mano, entrelazando nuestros dedos—. Creo que ya habían organizado algo, pero si algo cambia, yo te llamo. 

Cuando eras mía©Where stories live. Discover now