Secuela de "Cuando era tuya", para poder leerla tendrás que haber leído el primer libro.
Dicen que el primer amor nunca se olvida; dicen que donde hubo fuego cenizas quedan, pero Camille está convencida de que ha olvidado a James Scott, el hombre...
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—¡Perfecto! Dense un respiro. Han trabajado fantástico —les digo a las modelos. Están frente a la escenografía y cuando bajo la cámara su rostro feliz se sustituye por un semblante malestar y agotamiento. No las culpo. Hemos estado en el estudio desde las siete de la mañana.
Si bien, apretar el botón no es cansado, a veces la vista se me agota. Las fotografías tienen que lucir sensacionales y para eso es necesario modificar constantemente el foco y la luz.
Suspiro para darme la vuelta e ir a beber algo de agua. Amo las sesiones de fotografía, pero esta en particular se me está haciendo eterna. ¿Y cómo no? Si la mujer que me destrozó el corazón es mi jefa. Además, las chicas no han dejado de coquetear conmigo y a pesar de que no me enfade, es algo molesto ver como aletean sus largas pestañas para después morder sus labios o contornear sus figuras esculturales.
Yo no necesito a alguien perfecta. Necesito a alguien real. Alguien como Camille.
Claudia aparece con un abrigo que proviene de la piel de algún animal y con una sonrisa agrega lo siguiente:
—Si quieres puedes irte. Con las fotografías que tienes ya serán suficiente —dice con una sonrisa en el rostro—. Las imágenes promocionales han sido elegidas del juego que tomaste ayer.
—¿Estás segura? —la cuestiono—. Puedo quedarme un par de horas más hasta que hallemos la que te enamore.
—No, en verdad. Creo que con esas son más que suficientes. Colin ya la ha escogido —puntualiza—. Ve a casa, debes de estar exhausto. Tienes que estar fuerte para editar todas esas fotos que has tomando.
Suelto una carcajada seca mientras dejo la botella de agua en la mesa que está a uno de mis costados.
—¿Entonces es lo único que te importa? ¿A caso no te interesa mi salud? —agrego, con fingida indignación—. Podría romperme algún dedo apretando el botón.
Claudia me mira divertida y también ríe. Se cruza de brazos y echa a un lado su rizado cabello.
Verla así me trae a la mente lo sencillo que era hacerla reír. Todo lo contrario con Camille, con ella me costó bastante hacerla sonreír, pero vaya que valió la pena. Su sonrisa es lo más hermoso que hay en el universo.
Colin se acerca con su camisa impecable y su corbata de mil dolares. Desvío mi mirada al ver como la compostura de Claudia se transforma. Por más que intente no obsesionarme con el parecido que tiene su prometido con James, no lo consigo. Estoy seguro que tienen el mismo objetivo en la vida. Sólo espero que Colin no dañe a mi ex novia. No lo merece.
Él la toma por cintura mientras clava su mirada en mí. Muerdo el interior de mi mejilla para no reírme.
Al menos me consuela el saber que Scott está a miles de kilómetros de aquí.
Lejos de Camille y de mí.
No sé que sería de mí si tuviera que soportar a dos tipos cortados con la misma tijera.
