46. El casi beso del carrusel

3K 265 63
                                    

—¿Y bien

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Y bien... ahora qué tienes planeado? —cuestiona bajando la basura de lo que acaba de comer—. Te toca a ti elegir el juego. Ya hemos entrado a los que me apetecían, aunque fueras tan miedosa como para no subir conmigo a la montaña rusa.

Esboza una sonrisa.

—La pequeña se veía mas emocionada de subir a tu lado, Josh. Sabes que esas atracciones no son lo mío, así que toca ir al carrusel.

—Sabes que lo dije en broma ¿verdad?  

Me sonríe y me desarmo por completo. 

Tiene veinticinco años y quiere subirse a los caballos. Le hago burla, aunque en realidad es algo que me causa melancolía. Normalmente ese juego está lleno de parejas. Que deprimente es saber que yo estaré acompañado por la chica a la que decepcioné, pero por ella no importa absolutamente nada.

—De acuerdo —digo.

Al dirigirnos hacia el otro lado del parque, Camille camina a mi lado. No me toma de la mano, pero al sentir su cercanía la magia que ella sólo sabe provocarme empieza a surgir. Consciente de que no es lo correcto, decido entrelazar nuestros dedos pero mi princesa quita su palma de manera brusca.

Suspiro dolido.

Si quería empezar de nuevo, creo que lo he conseguido. 

Su actitud a pesar de ser un poco más simpática que cuando nos encontramos en México, se torna igual de fría e indiferente, sólo que yo soy el responsable de que su calidez conmigo se haya desvanecido por completo.

Para cuando llegamos hacia el imponente juego, me quedo sorprendido. Había olvidado lo hermoso que era. La carpa que lo cubre es de un precioso azul y está rodeado de arbustos que le dan ese aire de ser totalmente de alguna película de disney.

Los labios de la chica se curvan haciendo que una sensación gratificante en mi pecho aparezca. Nos formamos en la larga fila y esperamos nuestro turno.

—¿Hace cuánto que no venías?

—Hace cuatro años
—responde—. La última vez que estuve aquí fue con James. 

Su tono es cortante y algo indiferente, para mi sorpresa, ya no siento esa sensación de celos, ahora lo sustituye por tristeza. Sé que Camille me hubiese contado ese momento... y me duele ver que ya no me tiene confianza. 

Tratando de ignorar el sentimiento de culpa que me recorre desde hace meses, le cuento que la última vez que visité este lugar fue cuando tenía diecinueve. Ese fue uno de los últimos paseos que pude dar con mi familia sin preocuparnos por nada. Al poco tiempo de haber venido, la salud de mi madre decayó por completo y poco después nos enteramos de su leucemia.

—Josh —murmura, mientras balancea una de sus manos en frente de mí—. ¿Estás bien?

Asiento, sin contar porqué me he puesto así. No quiero amargar el momento.

Cuando eras mía©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora