51. Un funeral y una flor

3.4K 307 80
                                    

|Capítulos finales|

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

|Capítulos finales|

—Son hermosos —dice, embelesado por la belleza de las pinturas que están en la mayoría de las paredes—. Me gustan. Es distinto. 

—Lo son —afirmo—. Jamás me había esforzado tanto en pintar algo. 

James suspira. Puedo sentir como su mirada se clava en mí. 

—¿Son para él, verdad? 

Asiento, mirando directo a sus ojos. 

—Su nombre está en cada pincelada que dí, James —digo segura—. Todo esto le pertenece a él, y al inmenso amor que le tengo, y a la poca fe que tiene sobre nosotros. 

Me observa sonriendo, quita su mano de mi hombro y me da un abrazo. Sentir su cercanía me hace sentir algo incomoda, sin embargo, al aceptarlo, compruebo que me resulta un gesto bastante familiar, algo así como un clima soleado en domingo o una bebida caliente en invierno. 

Siento que mi bolsillo trasero vibra y saco mi celular. Al leer el nombre en la pantalla una sonrisa se aparece en mi rostro. 

Es él. 

Es Josh. 

—¡Estaba esperando tu llamada! —exclamo emocionada—. Empezaba a creer que no vendrías. Todo está casi listo, sólo faltas tú y tu familia. 

Su respiración se escucha algo agitada. Eso no es normal, algo le ocurre. 

—Josh, ¿estás ahí? —pregunto, con el corazón a punto de salirse de mi pecho. 

—Princesa...—suelta—. No voy a poder estar allí —Tomo la cadena de mi cuello y jugueteo nerviosa con ella, mientras James me ve preocupado—. Lo siento mucho, pero algo pasó aquí en la casa y no puedo dejarlos. 

Entonces su voz se corta y sé que está llorando. 

—No me espantes. ¿Qué sucede?

Josh no contesta y las manos empiezan a temblarme. Sé lo que quiere decir ese silencio, joder, lo sé perfectamente. 

Salgo corriendo de la sala para hablar con algo más de privacidad. 

—Josh —le pido—. Dime que Matha está bien. ¡Por favor! 

—Mamá murió, Camille. Mi madre acaba de fallecer. 

Las lágrimas me escuecen los ojos y siento como si un balde de agua fría me hubiese caído encima. Llevo mis manos a la boca para atrapar un sollozo. No puede ser cierto. Ella no pudo haber muerto. Todavía no.

—Voy para allá —murmuro con un hilo de voz—. En unas cuantas horas estaré contigo, amor.

Me quedo hablando con él unos minutos más. Me pide que me quede hoy a mi presentación y si quiero mañana me presente en la casa de los señores Rivers, sin embargo yo no le hago caso y al terminar la llamada, después de calmarme un poco, entro de nuevo. 

Cuando eras mía©Where stories live. Discover now