33. Nada que me ate a ti

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No soporto más y cuelgo el teléfono

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No soporto más y cuelgo el teléfono.

¿De qué me serviría escucharla? Sólo añoraría más su presencia. Estoy tan borracho que las extremidades las siento pesadas. Ni siquiera puedo moverme con calma, siento la mirada de André que me juzga como un halcón, lo veo y me dan ganas de soltarle un puñetazo para ver como reacciona. 

—¿Qué tee ha dicho? —le digo con trabajo—.  ¿Está biieeeen?

Suelto una carcajada. Por supuesto que está bien. Se ha desecho de mí. 

¿Cómo es que puede fingir tantos sollozos? Se escuchaba que estaba llorando, aunque ahora todo es dudoso. Veo la habitación girar que me detengo de golpe, pero al cerrar los ojos logro mantener el equilibrio. Siento como unas manos me guían hasta el sofá. 

—Sólo ha mencionado que está en México. Ha llegado bien al hotel. 

No quiero preguntar en dónde  se ha hospedado, porque si es con Rocío voy a acabar de desplomarme por completo. No le respondo, me quedo callado al lado del sillón en dónde Camille y yo tantas veces hicimos el amor. Tiento mi mano y logro alcanzar el marco de nuestra primera fotografía juntos. Su sonrisa me hace una mala jugada causando que mi corazón me lata de forma inaudita.

Paso mi dedo pulgar por el cristal, como si en vez de acariciar el vidrio fuera su suave piel. Mi princesa me causa tantas emociones que me es difícil saber que es lo que realmente siento por ella.  

Quisiera besarla hasta lastimarla y aspirar su alma así como lo ha hecho con la mía.

Aprieto contra mi pecho su imagen llorando una vez más. 

Da igual que hoy me comporte como un idiota. Sé que mañana mi mente volverá a pensar con claridad. 

La cabeza me duele tanto que siento que va a explotarme

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La cabeza me duele tanto que siento que va a explotarme. Mierda, no quiero levantarme, pero tengo que hacerlo. Abro los ojos, gracias al olor del desayuno que se cuela por la puerta. Vaya, Camille ha regresado y prepara comida. Que buena forma de pedirme perdón. 

Cruzo el corredor con la esperanza de verla bailando con la música del radio, sin embargo es André  quien prepara la carne que se encontraba en el congelador. También, me percato de que recogió las botellas del suelo. Todo parece bastante limpio. Ahora me queda claro porque Adeline se casará con él. Es un mandilón de primera. 

Cuando eras mía©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora