Secuela de "Cuando era tuya", para poder leerla tendrás que haber leído el primer libro.
Dicen que el primer amor nunca se olvida; dicen que donde hubo fuego cenizas quedan, pero Camille está convencida de que ha olvidado a James Scott, el hombre...
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Escucho como la motocicleta sale disparada a toda velocidad. Enfadada, suelto un grito mientras aprieto con fuerza los puños evitando dejar de escapar las malditas lágrimas que me escuecen los ojos.
No voy a llorar.
No pienso derramar ninguna gota por Josh.
Decidida a evitar repetir aquella escena que he vivido otras veces, me pongo de pie y subo la música del radio a todo lo que da. Estoy sola y puedo hacer lo que se me plazca. Tomo un lienzo y mis fieles pinces. Abrocho mi mandil, jalo un banco de madera para empezar a pintar el torbellino de emociones que siento en este preciso momento.
Joder, nunca me había enojado así con Josh y eso me duele.
Sigo la voz del vocalista de The Fray mientras me concentro en dibujar a un chico de cabello revuelto sosteniendo una cámara en las manos, sin embargo, maldigo al darme cuenta que los ojos los he hecho con los mismos rasgos que los de James.
¿Qué hace él en mis pensamientos?
Desesperada tacho sus ojos con pintura negra y aviento el caballete haciendo un ruido tan fuerte que me hace parpadear de manera rápida.
—¿Cómo es que ni siquiera puedo pintar tranquila? —cuestiono para mí.
Frustrada por mi maldita distracción me encamino al sillón y me hago un ovillo. Cierro los ojos con fuerza perdiéndome en la letra de la canción que suena a todo volumen, pero es imposible alejar a los dos hombres de mi cabeza. Josh es el chico que quiero, eso lo tengo claro...pero también estoy siendo consciente de que James me está afectando de nuevo.
No quiero perder a mi castaño. No puedo darme el lujo de perder al único hombre que me ha hecho verdaderamente feliz, es sólo que no logro conseguir dejar de pensar en el par de ojos pardos que me han causado tanto daño.
Doy la vuelta aún estando acostada y quedo de frente a la pared que Josh y yo estábamos pintando antes de que todo entre nosotros se estropeara. Sonrío todavía con el enfado al darme cuenta que en verdad es pésimo al pintar.
Cansada emocionalmente por la pelea que surgió entre nosotros, decido que es mejor que duerma un rato.
Así que esa noche cierro los ojos esperando que unos fuertes brazos me rodeen de la cintura como siempre lo hacen pero eso nunca pasa.
Josh no está.
Consigo dormir un rato, sin embargo abro los ojos un par de veces en la madrugada al darme cuenta de que no tengo idea de dónde está Josh. Joder, que patética soy.
Me levanto para apagar el radio, ya ha sido suficiente de escuchar música. Regreso al sofá para tirarme de nuevo, ahora únicamente acompañada del sonido de las olas que el viento trae hasta la ventana, esperando que sea donde sea que esté, él se encuentre bien y no sienta el vacío en el pecho que me está consumiendo por dentro.
