Secuela de "Cuando era tuya", para poder leerla tendrás que haber leído el primer libro.
Dicen que el primer amor nunca se olvida; dicen que donde hubo fuego cenizas quedan, pero Camille está convencida de que ha olvidado a James Scott, el hombre...
Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.
—¿Qué es lo que te ocurre? —espeta la rubia, mientras me tiende una copia del New York Times —. ¿Por qué tienes que humillarte de esa manera? ¡Joder, James!
Tomo el periódico y veo mi fotografía en la misma sección en la que un día se anunció mi compromiso con Camille. Sobo mis sienes con fuerza y en un murmullo me atrevo a agregar lo siguiente:
—Creí que se quedaría.
—Pues te equivocaste —murmura Sasha—. ¡Camille se ha largado a Los Angeles! Deberías de entender que ya se olvidó por completo de ti y empezar a vivir tu vida. ¿Si ella lo superó por qué tú no?
Tal vez la forma en la que le pedí que se quedara conmigo no fue la mejor de mis ideas, pero la estúpida prensa es lo que menos me importa. Da igual que hayan publicado una imagen mía de rodillas. No tiene nada de malo.
Lo que hice fue por amor.
—¿Quieres callarte? —agrego molesto—. Camille no se ha olvidado por completo de mí. La he visto está mañana y sus ojos me lo han confirmado —Suspiro—. ¡Sasha! He visto como se ponía nerviosa al estar completamente sola conmigo. Lo que pasa, es que el imbécil de su novio la manipula.
Ella suelta una carcajada y se deja caer en la silla que está frente a mi escritorio.
—Lo siento —Se disculpa al ver la dureza de mi mirada—. Creí que estabas de broma.
—No, estoy hablando más en serio que nunca. Cam sigue sintiendo algo por mí. Sí, es algo muy mínimo —Me encojo de hombros—. Pero pienso aprovecharlo.
—¿Y cómo lo harás, genio? —inquiere—. Tu cariño está a tres mil kilómetros de distancia.
En realidad está a tres mil novecientos cuarenta y uno.
Los he contado todos.
No he parado de pensar, mi menta ha ideado miles de maneras de recuperarla, pero nada me sonaba lógico. La única manera de que vuelva es que su familia se lo pida.
—Eso es algo en lo que todavía trabajo, hermanita —Me levanto de la silla y beso su frente.
Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.
