Secuela de "Cuando era tuya", para poder leerla tendrás que haber leído el primer libro.
Dicen que el primer amor nunca se olvida; dicen que donde hubo fuego cenizas quedan, pero Camille está convencida de que ha olvidado a James Scott, el hombre...
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Ella sonríe ante mis palabras, sin embargo sé que sigue molesta. Lo sé por la forma en la que aprieta sus pequeños puños y me mira. La he hecho enojar de verdad, y aunque no me siento orgulloso de la forma en la que lo he conseguido, no me arrepiento de haber seguido el consejo de André.
—Eres un tonto, un tonto de pies a cabeza —susurra—. ¿Cómo has podido actuar como un niño pequeño?
—En realidad, princesa tú fuiste quien ha empezado con esto —Camille se separa de mí y voltea a ver el océano—. Me has hecho sentir mal —respondo honestamente.
Suspira.
—Lo siento Josh. No debí de haber dicho eso. Es sólo que no quiero que te ilusiones. Me encantaría pasar toda mi vida a tu lado pero sin atarnos el uno con el otro. No me interesa el matrimonio —Esboza una triste sonrisa—. Esa palabra ha quedado totalmente fuera de mi vocabulario.
Analizo sus palabras.
Entiendo como es que se siente respecto a la idea de verse a si misma con un vestido de novia encima, pero me gustaría que no fuera tan torpe y se diera cuenta que yo nunca le fallaría. Antes rompería mi cámara o mi motocicleta, ojalá se de cuenta de que no soy como James Scott porque jamás lo seré.
No podría dañarla.
—Princesa... comprendo tu miedo, pero me encantaría que entendieras un poco ¡Diablos, ya conoces a mis padres! Ellos me educaron a la antigua —Baja su mirada al suelo—. Crecí con una pareja que se ha añorado desde siempre y me gustaría formar algo así contigo. No te pido que sea ahora mismo. Llevamos poco tiempo juntos, pero sería estupendo que en el futuro tú decidas aceptarme por completo.
—Josh... no quiero decepcionarte.
—Entonces no lo hagas.
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A la mañana siguiente recibo una llamada de mis padres. Están en Barcelona y la próxima semana se irán a Madrid. No hay ningún día en que no eche de menos a mamá, pero me consuela saber que está junto al amor de su vida cumpliendo su mayor anhelo. Mi padre me ha contado que han visitado una maravillosa iglesia llamada El sagrado corazón, y que su querida esposa se ha confesado de una vez. Eso me hace sentir un nudo en la garganta que se desvanece al escuchar la risa de mi madre como fondo musical. También me pregunta qué es lo que ha ocurrido con mi princesa, le cuento que Marcus se encuentra en la cárcel y que ha sido destituido de la facultad.
