Julieta es una joven estudiante de abogacía con persistentes sueños de cambiar el mundo.
Astuta, ansiosa, filantrópica, feminista, gran devoradora de libros y con creencias filosóficas sumamente definidas la chica construía su propi...
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Recomendación para escuchar mientras lees este capítulo: Symphony No. 9 , "From the New World"- Dvořák
https://www.youtube.com/watch?v=WuqyfEyNXQo
CONCIERTO
Era jueves por la noche cuando una joven de cabello castaño alborotado se retorcía entre sueños agitados.
Sentí la suavidad de las sabanas claras sobre mi piel desnuda y al observar el sitio donde me encontraba pude darme cuenta que no era la habitación de la residencia. Las luces iluminaron la cama y creí que estaba sobre un extraño escenario.
¿Sebastian?, Mi piel se erizó al instante cuando sus suaves manos hicieron contacto con mi dermis.
De pronto lo vi desnudo apartando mis piernas para abrirlas apaciblemente. Siento el calor de su piel rozando la mía y me dejo perder en esos ojos que se volvían tan oscuros como la noche.
Coloca mis piernas en sus hombros y jadeo al sentir que su miembro entra en mi de una sola estocada.
Los ojos se le abrieron de par en par, ya era suficiente, ¿cómo podía entrar una y otra vez en su subconsciente?, ¿Acaso el Jabbalah no la estaba ayudando a tener una vida armoniosa y tranquila?, pues no, desde que aquel misterioso músico entró en su pequeño círculo íntimo ya no era dueña de lo que ocurría en su mente.
Esa tarde Julieta empacó su gran valija y se encaminó a la terminal de autobuses, su mejor amiga cumplía años al otro día y se llevaría una gran sorpresa cuando la viera en Pueblo Manzana para celebrar juntas un año más de vejez como solían decir bromeando ya que sus cumpleaños se llevaban solo unos días de diferencia.
El viaje fue muy tranquilo mientras la muchacha se desconectó del mundo al colocar los auriculares en sus orejas temiendo quedarse dormida nuevamente, pero por milagro aquello no ocurrió.
Después de un par de horas llegó a la pequeña estación y cuando el vehículo apagó el motor pudo ver a su madre aguardando su llegada.
-Hola mami
Dijo Julieta dándole un abrazo a la mujer para luego buscar el equipaje e ir juntas a la casa.
El hogar de la joven en aquel sitio era pequeño y acogedor, el olor de una torta recién horneada inundaba la sala. Adoraba estar de nuevo allí, añoraba a su madre casi todos los días, más ahora que vivía sola con el perro del que antes cuidaba su padre.
-Ve a dejar tus cosas, prepararé un cappuccino.
- ¿Endulzado con miel?
Preguntó la muchacha sabiendo de antemano lo que la mujer iba a contestar.
