Meditación

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MEDITACIÓN

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MEDITACIÓN

Julieta estaba sentada frente a su plato de comida fría desde hacía más de media hora, jugaba con su vaso de jugo, miraba la hora y luego su teléfono móvil, esperaba un mensaje de Sebastian para volver a sus brazos.

Ya eran pasadas las doce de la noche, la joven suspiró con resignación y automáticamente su celular vibró, era su amante.

*Estoy listo, ven cuando quieras. *

Al menos pudo comer la mayoría de su plato, bebió el jugo rápidamente y fue a cambiarse, en la habitación Jessica estaba terminando un trabajo de facultad desde su ordenador.

- ¿Estas son horas de salir?

Preguntó con ironía y dejó a un lado lo que estaba haciendo para observar como su amiga se quitaba el pijama para colocarse unos jeans.

-Si, hay que aprovechar el día.

Jessica bufó y cruzó sus brazos, negó con la cabeza y se puso de pie frente a la cama de Julieta.

-No vayas.

La muchacha rio socarronamente y se abrigó, la madrugada no era una buena amiga de las blusas veraniegas.

-No eres mi madre, yo hago lo que quiera.

-Él te tiene cuando quiere y a la hora que quiere.

-Y yo también.

Refutó Julieta y caminó a la puerta para no seguir con la discusión anti-Sebastian que Jessica adoraba.

-Eres su putita, te utiliza, ¿no crees que mereces algo mejor que un mensaje por la madrugada para follar?

-Salimos a comer hace un tiempo.

-Si, tú se lo propusiste imagino. ¿Que le pasa a ese tipo?, ¿tiene vergüenza de ti?, quizás simplemente es un patán, un poco hombre. Deberías recordar las palabras de tu amiga, esa que también es amiga de su ex novia, ella te dejó muy en claro como era ese tipo.

-A ti te lo dejó en claro, cada relación es un mundo, yo tengo el mío, no necesito escarbar en los demás.

-Él te envía un mensaje y tú vas corriendo a su encuentro, seguramente te ve como la mujer más estúpida del mundo... después de tanto tiempo esperando tomas el tren rumbo a  imbecilandia.

-Me voy, no voy a seguir discutiendo contigo.

Julieta cerró la puerta y se fue a la calle para tomar un bus, Sebastian no iba a esperarla en la parada, pero eso no le importó.

Unos minutos más tarde ya estaba abrazando y besando a ese hombre que removía todas sus emociones, eso era lo que realmente la motivaba a deambular sola por la noche.

El Maestro del SonidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora