Pequeñas cosas

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PEQUEÑAS COSAS

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PEQUEÑAS COSAS

Era jueves y a pesar de no tener clases, Julieta se levantó temprano para estudiar en la sala con el pijama puesto, una gran taza de café y unas ojeras a juego.

No sabía en que hora vivía debido a que nos exámenes finales estaban acaparando toda su atención, pero para su suerte Sebastian era el método de distracción perfecto algunas noches por semana.

El músico ya era alguien demasiado importante en su vida y lo había logrado en muy poco tiempo, siempre se preguntaba si él sentía la misma conexión que ella, ¿qué hablaba Sebastian acerca de la joven con las personas que consideraba importantes para él?, ¿aún seguía siendo invisible para su entorno?

Las pequeñas cavilaciones fueron interrumpidas por Rebecca quien trataba de llamar la atención de una Julieta ya que la chica estaba perdida entre un mar de apuntes con letras inentendibles.

- ¡Juli!, te estoy preguntando si quieres ir a comprar comida rápida.

Murmuró Rebecca exasperada al notar que su amiga la ignoraba olímpicamente. Julieta levantó su mirada encontrándose con los ojos negros de la muchacha y se encogió los hombros.

-Tengo comida que me envió mi madre, pero quiero algo lleno de colesterol y un helado.

Contestó Julieta, Rebecca se puso de pie dejando sus planos y dibujos de lado para tomar una cartera y su compañera se refregó los ojos para acompañarla.

-Me gustaría que fuese invierno así me coloco un abrigo sobre el pijama y no me molesto en cambiarme, ya vuelvo Rebe.

Unos minutos después las chicas se encaminaron a almorzar juntas y el tema central cuando ambas estaban solas no tardó en aparecer.

- ¿Cómo vas con Sebastian?

A Julieta no le molestaba que una de sus mejores amigas le preguntara sobre su relación con su amante, pero teniendo diferente mentalidad a veces se complicaba explicar que la joven no quería lo mismo que su amiga y eso generaba un debate sin fin.

-Bien, anteayer nos vimos, está siendo una buena recreación frente al stress de los exámenes, ¿Qué onda vos con tu novio nuevo?

-Deja de decirle así, tiene nombre.

Su amiga parecía ofuscada, pero tenía razón, a veces Julieta no controlaba su nivel de sarcasmo.

-Si me aprendo su nombre luego voy a recordarlo cuando cambies y no quiero que mi mente ocupe lugar en eso. Voy a esperar a que lleguen al año, por ahora solo tiene un apodo para mi "el novio nuevo".

Bromeó la joven y Rebecca no consideraba para nada gracioso su comentario.

-Es genial solamente que su tendencia de vivir con sus padres no me convence.

El Maestro del SonidoWhere stories live. Discover now