Reencuentro

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REENCUENTRO

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REENCUENTRO


Rendirse no era una opción que considerara aceptable...después de todo Sebastian pudo terminar con esta historia antes de que la misma comenzara.

Recordaba muy bien el día en que el músico se había pasado de la raya con una propuesta indecorosa justo después de aquella primera cita, le invitó a su casa y esta dijo diplomáticamente que no en un mensaje fácil de descifrar. Respondió "Todo está más que bien y me gustó salir contigo." El punto final indicaba que Julieta no quería salir con un hombre que solo la quisiera por su piel ya que ese era el tipo de humano que desgraciadamente abundaba en este planeta.

Acto seguido Sebastian le escribió de una forma diferente, su actitud le hizo sentir segura sobre el comportamiento que había tomado ante aquella propuesta un poco indecente.

"A mí también. Igual...como que no quiero que esto termine" Tuvo que releer ese mensaje varias veces antes de contestar que tampoco quería, pero no era una mujer fácil...al menos no hasta que tuvo un sueño erótico con él.

El resto era historia, al otro día Sebastian le escribió como si nada, continuaron hablando, concretando citas y conociéndose en todos los ámbitos, algo que le quitaba un poco de nerviosismo a la joven estudiante con ansiedad social.

Ahora sería ella la que demostrara que no quería terminar la historia, había apostado a ello, al destino, a ese sueño premonitorio de lo que sucedió después. El universo los había unido de una manera misteriosa y sería injusto dejar esa historia inconclusa. No quería puntos suspensivos, deseaba un punto final o seguir guardando recuerdos juntos.

No dejaría que Sebastian la ignorara, seguramente pensará que de esa manera ella no sufriría y se olvidaría de él, pero le estaba dejando una cicatriz incapaz de borrar, el silencio era la peor bofetada que podía darle y cada vez que no le contestaba los mensajes o lo hacía con sequedad las lágrimas no tardaban en rodar por sus ya cansadas mejillas, ¿Cuánto tiempo más iba a soportar llorar para soltar un poco los sentimientos que Sebastian le obligaba a reprimir?

No podía ignorar que su autoestima estaba suficientemente herida como para que su ego actuara de manera rápida como siempre lo hacía, pero su corazón recordaba unas palabras que él le escribió antes de que terminara el año.

Sebastian quería hacer el amor en las vacaciones y en un lugar que no fuera su casa. Eso podía arreglase, Julieta estaba estudiando para sus exámenes de febrero, pero se encontraba libre para realizar aquello que su amante le había escrito una vez.

No estaba todo perdido, por más que Sebastian no le contestara por horas y ella pudiese leer con resignación la palabra "En línea" el hombre se dignaba a contestarle cuando se le antojaba, daba gracias de que no fuera luego de un día o dos.

*¿Qué te parece si nos vamos un fin de semana a la playa juntos? *

Propuso Julieta y aguardó de manera impaciente la contestación del receptor.

*Me parece bien, ¿te parece el viernes que viene? *

*Si de acuerdo, te extraño. *

No recibió una respuesta conmovedora a su añoranza, pero no le dio importancia. Sebastian había dicho que si, iban a verse la semana entrante y tenía que planear una salida perfecta.

Esperaba tenerle al menos dos días para ella así que estudió lo más que pudo los días previos al encuentro y después empacó lo necesario para tomar el bus hacia el balneario que frecuentaba cada verano.

En realidad, no sabía porque le citó en una pequeña ciudad turística que no era tan popular como otras de la costa, además de eso debería tener en cuenta que Sebastian pasaba las vacaciones en las playas más famosas porque sus padres residían allí.

Ese pequeño y recatado paraíso sería el protagonista de las primeras mini vacaciones de Sebastian y Julieta, ahora recordaría la ciudad donde pasaba unos soleados días familiares de manera diferente.

Reservaron su estadía en un modesto hotel que casualmente quedaba a media cuadra de la casa donde pasaba sus vacaciones familiares. Julieta agradeció que su familia ya hubiese regresado, nunca se imaginó que volvería a la ciudad turística unas semanas después, pero esta vez junto a su adorado amante.

Agradeció que el viaje los hiciera coordinar horarios y así volver con la mensajería casi instantánea por lo que la chica se enteró que Sebastian había llegado y aguardaba por ella.

Bajó del bus sintiendo que caminaba por un desierto con el sol sobre su cabeza, eran las tres de la tarde y el astro rey quemaba su blanquecina piel que buscaba desesperadamente un refugio por más que llevara protector solar.

Entró a la estación de servicio y lo vio; sentado con un libro de Harry Potter entre sus manos y una gorra colorida alzaba la cabeza al percatarse de su llegada, ya no importaba lo ocurrido el seis de enero ni las sinfines de veces que había ignorado su chat en WhatsApp. Ahí estaba, su Sebastian.

Se saludaron con una diplomacia nunca antes vista y Julieta tuvo que repetir en su mente que la culpa era del sofocante calor de enero.

Caminaron conversando con un poco de incomodidad hacia el hotel y cuando doblaron por esa calle que conocía desde niña no pudo evitar girar para señalarle a Sebastian que en aquella pequeña casita a media cuadra de su hotel había pasado la mayoría de sus vacaciones.

Firmaron la entrada y se les entregó la llave que abriría la puerta a toda esa pasión que la joven estaba reservando, subieron las escaleras y una vez que Sebastian abrió la habitación Julieta sonrió.

El hombre encendió el aire acondicionado y dejó sus pertenencias para voltear a ver a su acompañante que no sabía por dónde empezar.

Dejó su mochila a un lado y miró hacia la ventana meditando, detestaba la playa, pero junto a Sebastian sería una nueva experiencia.

- ¿Tienes que cambiarte para ponerte el bikini?

Preguntó Sebastian y ella asintió con la cabeza jugando con su blusa sin tirantes, necesitaba colocarse el traje de baño y para su diversión el hombre que más deseaba en el mundo se encontraba en la misma habitación.

Su amante sonrió y la atrajo hacia si para quitarle la ropa. El ajustado short de jean cayó al suelo para iniciar esa lucha de bocas y manos que animó a Julieta a sonreír otra vez, al fin su Sebastian estaba de vuelta.

El Maestro del SonidoWhere stories live. Discover now