Ausencia

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AUSENCIA

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AUSENCIA

Ha pasado mucho tiempo desde que no encendía mi computadora para escribir una historia, pero hoy me siento lo suficientemente inspirada para comenzar una, no es cualquier historia, es mi historia.

No habla de una chica que conoció a su príncipe azul y él la escogió entre otras mujeres. Tampoco se trata de una princesa que debía ser rescatada, porque las princesas se pueden defender solas, más aun tratándose de pleno siglo XXI.

No sé si es una historia sobre amor, nunca me he enamorado de nadie y estoy segura de que mis creencias sobre el destino y el rumbo que elige el universo para cada ser humano no deberían ser tan adversas para mí, después de todo he seguido cada paso como me fue indicado por un sueño.

Mi subconsciente no podría equivocarse con algo así de sublime como entregar la piel a un completo desconocido que comenzó a ganar terreno en tantos ámbitos de mi vida, a completar el sentido que el universo le estaba dando a mi historia.

Es un cliché, pero es cierto, los momentos de mayor reflexión e inspiración llegan en momentos que marcan a una persona y hoy desde el dolor que habita en mi alma decidí sacar todos esos sentimientos reprimidos que llevo dentro para comenzar una historia donde no se si habrá un final feliz, ni siquiera tengo idea de si habrá un desenlace, pero desde el fondo de mi corazón espero que existan más capítulos para escribir, intentaré luchar porque así sea.




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Julieta no quería comer, las tripas se le retorcieron de tal forma que hablar era algo impensado a tal punto que si emitía alguna palabra las lágrimas no tardaban en humedecer sus ojos oscuros.

Jessica había llegado a casa, pero no había manera de enfrentarse a su amiga, el motivo: la cara que le devolvía el espejo, estaba arruinada.

La joven se encerró en el baño fingiendo que se tomaba una ducha, al menos el ruido del agua apaciguaba un poco sus sollozos entrecortados.

Una vez que se sintió lista para afrontar la reacción de su amiga salió del lugar y esta se encontraba recostada en el sofá observándola de arriba abajo.

¿Acaso su exterior también demostraba como se sentía por dentro?

Sabía que sus ojos estaban hinchados y rojos, pero no le importó, tomó asiento a su lado y la miró expectante.

- ¿Qué te hizo?

El tono monocorde y calmado era algo para alarmarse ya que Jessica rara vez hablaba de esa manera.

-No terminamos si eso es lo que quieres saber.

Su amiga la fulminó como si la escrutara bajo rayos x y en ese momento supo que no había sido una buena forma de comenzar a contar lo que realmente pasó, pero lo hecho estaba hecho.

- ¡¿Qué?!, ¿no terminaron?, ¿estas como una muerta viva y no terminaron?, ¿Qué te hizo ese pedazo de mierda?

- ¡Nada Jess!, el solo fue sincero conmigo, se está aburriendo de mi...dijo, él dijo que no me consideraba linda, no soy atractiva, él no piensa lo que yo creí debido a sus atenciones y actitudes. Pero él no quiso terminar, dijo que esas cosas pasan.

- ¿Qué?, yo voy a escribirle a ese imbécil, quiero matarlo, ¿sabes cuantos tipos quisieran estar en su lugar para tener una chica inteligente, linda y encima eras virgen, a los veintitrés. Esperaste mil años y terminaste con un imbécil como les pasa a todas las mujeres. Nunca creí que fuese tan insensible.

La joven tomó su móvil y Julieta se lo arrancó de las manos con una mirada dolorosa y fría, no era la manera.

-No, ni él ni yo quisimos terminar. Es algo que les pasa a todas las relaciones. Es mi culpa, si solo hubiese sido más atractiva para él o más experta en sexo o quien sabe, quizás no nos hubiese pasado esto.

- ¡No es tu culpa Julieta! ¡Te metiste con un tipo de veintiocho años!, la gente grande sabe cómo tratar a chicas inexpertas como t... fuiste y le entregaste tu cuerpo y tu corazón en bandeja y él te hace mierda con unas palabras... ¡y ahora es tu culpa!

-No dijo que era mi culpa, yo lo pienso así. Debe haber algo malo conmigo.

- ¡No hay nada de malo en ti, solamente eres una idiota!

-No comprendes, todas esas chicas que no están en sintonía con sus pensamientos, no son personas positivas...todas ellas tienen un chico y lo maltratan, tienen relaciones enfermizas y siguen ahí...refregando lo "felices" que son para la posteridad. Luego estoy yo que sin exigencias conocí a un chico y decidí crear un vínculo donde antes no existía nada y fracasé. Realmente hay algo malo conmigo, de otra forma él nunca me hubiese dicho cosas tan horribles.

- ¡No!, no entiendes nada, seguramente Sebastian lo dijo para tener el camino libre y follarse a cuanta puta ofrecida se encuentre en el verano. Luego comienza el año y tiene a la idiota de Julieta esperando un llamado.

La chica se encogió de hombros, tenía mucho sentido lo que Jessica acababa de decir, ¿tenía que resignarse de esa forma ante lo que Sebastian deseaba?, ¿habría un límite?

Alzó la cabeza y Jessica aún no había terminado de hablar, pero aguardaba el momento para proseguir ante el ensimismamiento de su amiga.

-Recuerda algo Julieta. Tu eres la que siempre da consejos sentimentales a los demás y son de los buenos. ¿Te acuerdas de esa frase que siempre comentabas?

- ¿Cuál?

Quiso saber la chica una vez que retornó al mundo real, ni en sus pensamientos podía encontrar la paz que estaba buscando.

- "Si tiene más de veinticinco, es lindo, inteligente y no tiene novia ¡cuidado!, debe tener algo muy malo, porque las mujeres no dejan esos especímenes de hombre solteros." Julieta Mollinari.

-Se que dije eso, he acertado en el 99% de los hombres que tienen esas cualidades...

- ¿Pero que?, ¿acaso él integra el 1%?, bueno puede ser, no es inteligente ni apuesto. O sea, no es lindo, no sé que le ves.

-Es hermoso, quizás es por eso que no quiere estar conmigo. No hay comparación.

-No digas tonterías Julieta, ¡y no le escribas más!, ¿ya le contaste a Rebecca?

-Aun no. Me voy a acostar y luego le escribo.

Esa noche Julieta hizo lo opuesto a lo que Jessica le aconsejó, tomó su celular y escribió un simple saludo para Sebastian y aguardó la respuesta pacientemente.

Tecleó un "Hola, ¿cómo estás?" viendo que su amante estaba en línea, pero este se tardó mucho tiempo en responder. Quizás porque la estaba ignorando o podría ser también que ni siquiera valía la pena contestar las tontas palabras que le había escrito.

Lo único que pudo hacer fue llorar un poco más al notarle ausente, sin el mismo entusiasmo que en los meses anteriores. Extrañaba demasiado el Sebastian de noviembre y diciembre.

El Maestro del Sonidoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن