La redención de Sebastian

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(Este capítulo fue modificado tantas veces que ya no supe como podría hacerlo mejor, quería que sintieran en su carne la perspectiva mortificada de Julieta y el principio de su liberación

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(Este capítulo fue modificado tantas veces que ya no supe como podría hacerlo mejor, quería que sintieran en su carne la perspectiva mortificada de Julieta y el principio de su liberación.)

"El corazón me has puesto tan ansioso de echar a

andar con eso que me has dicho que he vuelto

ya al propósito primero."Dante Alighieri (Infierno, Canto II)


LA REDENCIÓN DE SEBASTIAN 



- ¿Qué sucede Juli?

Preguntó Rebecca golpeando por enésima vez la puerta del baño, Julieta estaba encerrada allí desde hacía más de una hora.

Tenía el cabello mojado y los ojos hinchados el vapor del agua caliente había empañado el espejo, pero aún así la joven estaba frente a él divisando la borrosa figura de su cuerpo desnudo.

¿Y ahora qué?, ¿iba a convertirse en esas ex que se volvían locas y bloqueaban al hombre en cuestión de todos lados fingiendo que nunca existió?, sentía ira, enojo, una furia incontrolable mezclada con dolor, sufrimiento, pesimismo y una autoestima demasiado lastimada, un coctel mortal de sentimientos.

-Ya salgo.

Dijo Julieta bruscamente al escuchar el tono de voz que emitió Rebecca, estaba sumamente preocupada.

-Yo voy a entrar.

-No.

Gruñó Julieta y se colocó la bata de baño, pero ya era tarde la muchacha cerró la puerta detrás de ella mirándola con seriedad.

-Nunca te había visto así.

-Si, yo tampoco.

Musitó Julieta encogiéndose de hombros.

-Es Sebastian.

Sentenció Rebecca y Julieta asintió con pesadumbre, no podía mentir, menos en ese estado, se veía fatal.

-Terminamos...bueno, le terminé.

Decir esto en voz alta sonaba muy real, no era una pesadilla, su garganta estaba cerrada por un nudo que terminó en llanto, un sollozo largo e incontrolable.

- ¡Ay Juli!

Se lamentó Rebecca y apenas apoyó sus brazos en los hombros de esta la chica se derrumbó en pesadumbre.

No sabía como terminó en la habitación de Rebecca con cara de pocos amigos mientras ella le cepillaba el pelo.

Lo bueno de su amiga era que esperaba el momento para conversar, Julieta tenía que serenarse y aun le temblaban las manos.

El Maestro del SonidoWhere stories live. Discover now