Décimo sexto

9.1K 459 79
                                    

Stella

— Aquella película me asustó mucho — dije, acurrucándome en el brazo de Daniel.

Íbamos saliendo del cine, después de mirar una película de terror. Luego de que mi esposo saliera de trabajar, decidimos ir al cine para distraernos un rato.

— Esa película me dio más gracia que miedo — sonríe burlonamente.

— Claro — alargo la palabra.

— Es verdad. No daba tanto miedo, Stella.

— Pues a mí sí me dio miedo — ruedo mis ojos.

— Porque eres una nena, por eso — besa mi mejilla.

— De todas maneras, se siente como los viejos tiempos, ¿no crees? — lo veo a los ojos, él no comprende — Cuando éramos novios la mayoría de nuestras citas eran en el cine.

— Oh sí, veíamos cada estreno — se separa un poco de mí para pagar el estacionamiento en la caseta.

— Extraño Londres, aquella gran ciudad — suspiro lentamente.

— ¿No te gusta Chester? — ahora sí me ve.

Empezamos a caminar por el estacionamiento tomados de la mano, para irnos directo al auto.

— ¿Cómo no? Aquí crecí, pero pasé buenos momentos allá cuando estudiaba la universidad — sonreí con nostalgia, allí hice grandes amistades que perdí el contacto por la distancia.

— Ahí también nos conocimos eh — me besa rápidamente.

Entramos al auto y Daniel empieza a conducir hacia nuestra casa.

— Ese es mi recuerdo favorito. Fue un momento inolvidable cuando nos dimos cuenta que nuestros familiares eran igual de Chester — reímos un poco — Años después regresamos aquí por tu empleo y fue asombroso tener a nuestra familia cerca.

— Vas a ver que algún día volveremos, ya sea por unas vacaciones — acaricia mi rodilla, lo que dijo me iluminó los ojos— ¿Quieres que vayamos pronto?

— ¡Por supuesto cariño! — sonreí hacia él — Es nuestro lugar.

— Ya está. Tal vez en mis próximas vacaciones o en navidad que no falta mucho.

— ¡De acuerdo!

Londres es la ciudad de ensueño de todo turista y habitantes de Inglaterra. Pasé parte de mi adolescencia estudiando en grandes escuelas allá, tenía una beca que me abrió muchas puertas. Yo nací y crecí en Chester, una ciudad ubicada en el noreste de Inglaterra, capital del condado de Cheshire. Aunque mi ciudad natal no era tan popular como la gran ciudad de Londres, Chester era un pueblo hermoso que me trae buenas vibras. Ambos lugares estaban en mi corazón.

Harry

— Te lo juro, hijo. Esa mujer te estaba echando el ojo — dice mi madre con tanta emoción. No era para tanto, ella estaba exagerando las cosas.

Llevé a mi madre a cenar conmigo luego de que saliera de mi trabajo. Según ella, la mesera estaba mirándome mucho. A mi mamá le agradó la idea y no ha parado de comentarme ese suceso. La señorita no intentó nada y mi mamá quería que yo le hablara. No lo hice, estaba incómodo.

— Mamá, basta. Estabas avergonzando a la señorita, y de paso a mí también.

— No es así, le gustaste — insiste.

— ¿Cómo? Si nada más me vio. No nos conocemos, madre. No podrías saber eso.

— Oh vamos hijo, ella era preciosa, ¿no te gustó? — me sonríe, intentando que cambiara de opinión pero no lo haría de esa manera.

— Era una mujer preciosa pero yo no me fijo de esa forma — suspiro con cansancio — Espero no vuelvas hacer aquello, ¿me oíste?

— Bueno como digas, pero eres un aburrido Harold — se da la vuelta para marcharse — Así jamás conquistarás a una mujer.

Solo en la sala, tomo mi laptop para terminar un trabajo que me habían mandado. No podía concentrarme del todo, las palabras de mi madre rodeaban por mi mente. Como digo, no tengo tiempo para salir a citas, tenía bastante trabajo como para pensar en salir a divertirme. Sin embargo, tampoco soy el tipo de hombre que sabe ligar, jamás lo he hecho y pienso que jamás me funcionaría esos métodos. Soy un hombre bastante reservado, debo de admitir. Mi madre insiste mucho, no hay día en que no me repita todo lo que me dice, a pesar de que en serio no tengo tiempo libre para aquello, pero me haré el espacio para intentarlo, nada más con la intención de acabar con sus insistencias.

Al día siguiente, temprano por la mañana, me fui al hospital. No tenía pacientes las primeras horas por lo cual me encontraba en el área de medicina interna junto a la enfermera Camille y el doctor Steve.

— Ya que es viernes, creo que terminando de trabajar deberíamos salir a tomar unas copas, ¿qué dicen compañeros? Nos los merecemos luego de una larga semana — propone Steve, mirándonos.

— Suena genial. Yo me apunto — confirma primero Camille — ¿Qué dices tú Harry?

— Tenía pensando ir al quirógrafo más tarde para archivar...

— Oh vamos Harry, sal a divertirte con nosotros — me interrumpe ella — Es más, conozco un buen bar y sé que les agradará bastante.

— Yo digo que sí, ¿vienes Harry? — me pregunta el doctor Steve.

— De acuerdo, vamos — afirmo.

— Bien, les enviaré la dirección en un rato más — dice ella — Iré con la enfermera Martha, me pidió ayuda en sus clases, así que los veo más tarde chicos.

Tal vez ahí podría conocer a alguien. 

Dr. StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora