Quincuagésimo quinto

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Stella

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Stella

Creo que solo incomodé las cosas entre Harry y yo hace unas horas cuando charlábamos. Nos quedamos en un intenso silencio luego de mi confesión, pero decidí que lo mejor era que me dejara en casa junto a mi mascota. Le dije que necesitaba aclarar mi mente, estar sola para poder pensar con claridad en mi situación actual que no ha dejado de dolerme la cabeza. Aún no sé qué pasará cuando vea a mi esposo en unos días, quizás no podré contener la furia que llevo guardando con mucho dolor. Lo que si sé es que llamaré a mis padres, creo que merecen saber la verdad. 

Por la noche, decidí tomar el teléfono de la casa y marcarle al número de mis padres. Probablemente mañana los visitaría y les diría mi situación. Y yo sé que mi separación con Daniel no es mi culpa, pero no puedo evitar sentirme tan tonta. Siempre tuve las respuestas frente a mis ojos, pero yo estaba muy cegada con nuestra "perfecta" vida. Y además juraba que el amor que teníamos era leal, por eso aquel sentimiento de ilusa no me lo podía quitar de encima. 

— ¿Mamá? — suspiré con nervios cuando me atendió — No, no pasa nada. Claro que estoy bien, solo llamaba para avisar que pronto iré a visitarlos, quiero decirles algo muy importante — mordí mi labio inferior — ¿Papá enfermó? — abrí mis ojos preocupada —, ¡pero él estaba bien hace unos días! Dile que mañana estaré con ustedes, ¿de acuerdo? Hasta luego — colgué.

Entonces me acosté en mi cama, no sintiéndome bien estando ahí pero no había otro lugar. Si dormir era una tortura, prefería no descansar. Todas las luces estaban apagadas, era algo tarde para todos pero yo estaba muy bien despierta. 

 No creo que sea eso. Eso dijo él, y yo le dije que tampoco lo creía. Cerré mis ojos, tratando de dormir para no pensar pero fue todo lo contrario. Cerrar mis ojos significaba ver sus ojos, y abrirlos significaba pensar en todos mis líos para luego no llegar a una mínima solución. 

Habían pasado dos días más para ser exacta y no había visto a Harry. En cambio, visité a mis padres en su casa pero no pude decirles nada. Me dio temor ver sus reacciones, aún no soy capaz de hablar de mi situación con ellos por vergüenza. Papá estaba mejorando y lucía feliz de verme, yo en ese momento no quise arruinar su felicidad y preferí guardarme lo que tanto tenía que decirles. Sin embargo, Harry me llamó ayer preocupándose por mí. Yo le dije que estaba bien, pero no le confesé que no he dejado de pensar en él por más que quisiera. Pero quería seguir estando sola, pues así estoy aclarando mejor mis problemas. El que no me ha llamado es Daniel, creo que su otra vida allá va muy ocupada que no se ha puesto pensar en mí y en su otro hijo, y prefiero que no me llame porque no hablaré con él hasta que lo vea frente a mí.

Tercera noche y sigo pensando en Harry. En mi siesta por la tarde soñé que charlaba con él, le contaba sobre mis tristezas y él me escuchaba tan atento como siempre. Al despertarme me di cuenta que extrañaba que él estuviera para mí dándome su apoyo. Y también me di cuenta que estar lejos de él era peor, y ahora pienso que nunca se terminará esa sensación de soledad si sigo de esa forma. 

Al cuarto día, decidí que era mejor vernos porque ambos teníamos ganas. Él dijo que vendría esta noche a mi casa para visitarme y ver cómo estaba, entonces lo que hice fue esperarlo en mi sala hasta que llegara. Algo en mí radiaba como nunca antes lo había hecho, y es que tenía unas cuantas cosas por decirle porque en uno de mis sueños yo le dije todo lo que él necesitaba escuchar. En mis sueños yo me mostraba muy segura de mí misma, pero ahora en la realidad admito que estoy un poco asustada.

Cuando lo oí llegar,  yo abrí con prisa la puerta sin esperar a que él tocara. Al parecer eso le pareció inesperado, pero yo le sonreí levemente porque estaba feliz de al fin verlo. 

— Ven pasa — me hice a un lado para que pasara — Yo... te estaba esperando como podrás darte cuenta — cerré la puerta y lo miré.

— ¿Cómo estás? — fue lo primero que dijo — Debo admitir que hay algo en ti que luce diferente — sonrió confuso.

— ¿En serio? — me ruboricé —, solo me he arreglado un poquito más de lo normal — reí nerviosa pero traté de no mostrarlo — Oye Harry — carraspeé— ¿Te acuerdas de lo que hablamos el otro día? — evité mirar directamente sus ojos.

— Yo de verdad no quise incomodarte, creo que lo había dicho sin pensarlo bien — aclaró de inmediato.

— No lo hiciste, bueno, de hecho solo me di cuenta de más cosas — lo miré con inquietud y noté que también estaba tan nervioso como yo — Admito también que estos días he estado pensando en ti, en mí, y como es que las hormonas no tienen nada que ver en mi situación contigo — él sonrió al oír eso — Yo sí pensé en estos días con claridad en lo que siento cuando no estoy contigo. Esa fue la razón por la que quise que no me vieras porque quería ser honesta conmigo misma para yo poder ser así honesta contigo. Y la respuesta es que tal vez yo te amo — solté finalmente, terminando con un largo suspiro.

Me di la vuelta para no verlo, porque de pronto me acobardé. Yo sé lo que siente por mí, no debería temer por eso, pero temo que piense que lo que estoy diciendo no es real por mi problema con mi esposo. Pero yo al menos puedo sentir que es completamente real, uno está enamorado cuando se da cuenta de que la otra persona es única.

— Eso sí me sorprendió — confesó sin creerlo, yo esta vez decidí verlo —, al principio creí que todo terminaría ahora debido a la tensión que se creó ayer. Jamás imaginé que dirías eso.

— Soñé contigo, y en todos los sueños te decía lo mismo que llegué a pensar que mi conciencia no podía guardárselo más porque tenía que decírtelo tan pronto en cuanto te viera — admití cabizbaja — Nunca lo quise ver de esa forma, ahora veo porqué hace unas semanas te pregunté si aún sentías algo por mí. Creo que no podía soportar, muy al fondo de mí, que tú lo dejaras de hacer, a pesar de que vivía cegada bajo las mentiras de Daniel. No sé a dónde quería llegar en ese momento, y otra cosa es que lamento si te hice sufrir.

Cuando lo vi con mi rostro apenado, él sonrió levemente.

— Nunca me hiciste sufrir, yo era el que decidió meterse en una situación así — suspiró, quitando su expresión anterior — No estaba en mis planes sentir algo más por ti, pero me di cuenta que no podía manejar mis sentimientos. Solo esperaba el día que todos estos sentimientos se esfumaran, de verdad llegué a pensar que así sería. 

— ¿Pero? — no pude evitar sonreí.

— La cosa es que aún te amo — sonrió, ahora él bajando la vista.

— No quiero ser apurada, supongo que ninguno quiere pero — me acerqué a él para tomar su mejilla con mi mano, para que así me viera a los ojos —, esta es una noche especial porque justo ahora me siento una mujer feliz.

Solo cerré mis ojos y decidí besarlo. Iba a alejarme luego de unos segundos porque sentí que solo apresuré las cosas, pero solo sonreí cuando ahora él tomó mis mejillas para profundizar nuestro beso. Ambos sonreíamos durante el acto, y es que los dos estábamos contentos pero tuvimos que separarnos porque al mismo tiempo sentimos cómo mi bebé empezó a dar ligeros movimientos.

Dr. StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora