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Harry
Durante gran parte de mi jornada no he parado de pensar en Stella. Y es que hoy era uno de esos días donde tenía mucho trabajo por realizar, agregando además de que saldría hasta más noche del hospital. Y ella lo sabe porque le avisé, pero antes de marcharme noté que seguía muy preocupada y me gustaría estar ahora para ella. No me lo decía pero yo lo notaba. Anoche vi que estaba distraída y muy apenas quiso probar algo de su cena, parecía que su situación le estaba afectando más ahora que le ha dicho todo a su esposo.
No he podido ni siquiera llamarle por celular para saber cómo estaba debido a que no he tenido ni un espacio libre entre mi extenso horario.
Concluyendo con la paciente en el quirófano, casi a la una de la madrugada, todos mis compañeros y yo nos fuimos a hacer un cambio de traje para desechar el que teníamos puesto. Ya estaba por dar mi pase de salida, solo tenía que llenar unos informes para así poder retirarme. Es irónico porque meses atrás podría quedarme hasta horas extras en un día como hoy o incluso tomar todo el día, pero sentía mucho por Stella que mi única prioridad era ella y su bienestar, no importa cuánto estime mi trabajo.
Y todavía no podía asimilar que era mutuo lo que sentíamos. Supongo que ambos no podemos aún creerlo, ya que también su rostro lo reflejaba como el mío.
Llegando a mi hogar, todo estaba apagado menos el área de la cocina. Yo sabía que Stella estaba ahí, y lo confirmé cuando la vi sentada en una de las sillas del comedor junto su celular en las manos. Al verme entrar, me sonrió lentamente y se acercó rápido a mí.
— ¡Hola! No me di cuenta que ya habías llegado — tomó mi bata para ponerla encima de una silla, luego volvió acercase a mí — Tengo algo que decirte — miró la pantalla de su celular —, quizás no sea la hora indicada para charlar, pero he estado buscando durante todo el día departamentos para mí y he encontrado uno que se ajusta a mis ahorros.
Me mostró su celular, yo fingí leer lo que decía la información de su búsqueda pero en realidad solo podía pensar en otras circunstancias. No podía obligarla a quedarse a vivir conmigo, yo no quiero que se sienta presionada por la misma razón de nuestros sentimientos. Eso no le exigía nada pero tampoco podía asegurar si era exactamente por eso, o porque ella no quiere sentirse entrometida en mi vida como ya varias veces me ha dicho, por lo que yo no lo siento así y se lo he aclarado de igual forma.
— ¿Estás segura? — le pregunté al verla a los ojos.
— Sí — asintió con su cabeza — Aprecio mucho lo que haces por mí, y si me permites yo quisiera seguir contigo en tu vida pero debo moverme por mi cuenta — tomó mi mejilla con su mano —, aún no termino de solucionar mis problemas con Daniel y es un tema en el que no quiero involucrarte.
— De acuerdo, yo te apoyaré en tus decisiones — le sonreí.
— Bien, gracias por entender... ahora ¿no te sientes cansado? Estuviste trabajando casi todo el día, ¿por qué mejor no subimos a descansar?
