Trigésimo quinto

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Harry

Caminamos por el estacionamiento del hospital para ir hacia mi auto, podría jurar que cada movimiento que hacíamos resonaba por el silencio que creábamos. A unos cuantos pasos de llegar, saqué mis llaves y quité el seguro. Stella abrió la puerta antes de que yo pudiera hacerlo por ella pero ella ni se percató de lo que iba a hacer, como si no esperara tal acto.

— No sabía que tenías hermana, Harry — me dijo antes de entrar — Bueno, no es como si hubiésemos sacado ese tema antes pero ahora me parece interesante.

— Sí, es mi hermana mayor de hecho. Se llama Gemma — dije, entrando por mi lado.

— ¿Y también trabaja con algo relacionado a la medicina? — pregunta, a la vez que se pone su cinturón de seguridad.

— No, ella es educadora — encendí el auto.

— Oh, eso es genial — sonríe.

— Sí, cuando puedo, voy y la visito al jardín de niños. También para ver a mi pequeña y única sobrina, su nombre es Holly — le digo, ella sonríe aún más.

Mi hermana me llamó en el hospital para pedirme un par de cajas de Metformina y de favor pasar a dejárselas. Por mí no había problema, pero eso requería llevar a Stella con ellos. Y me sigo repitiendo que no hay lío por eso, pero eso hará creer a mi hermana cosas que no son verdad. No quiero que las cosas entre Stella y yo se pueda malinterpretar con mi familia, además la duda de lo que tendrá que decirme me pone a pensar bastante, ¿por qué recurrió a mí en la noche?

— ¿Y bien? ¿Qué ibas a decirme? — digo un poco nervioso, manejando sin despegar mi vista del frente.

— Oh... sí — aclara su garanta — Quiero comenzar a decir que... esta semana que te he estado conociendo, ha sido muy interesante. En verdad me hacía mucha falta un amigo. Y creo que inicié de mala forma las cosas, si no me equivoco de palabra. No por nosotros, aclaro.

— ¿Pasó algo malo? — la miro por un segundo, ella suspira discretamente pero logro escucharla.

— No, en serio que no. Pero seré sincera, a mí siempre me has caído excelente. Y aquí va el problema, mi esposo no piensa lo mismo que yo — dice con una notable vergüenza en su voz.

— Sí, lo presentía — río levemente, siento su mirada en mí.

— ¿En serio? — dice asombrada.

— Bueno, sus muecas al verme no eran tan discretas. Pero tranquila, no tengo problema con... eso — dije sin querer, ni siquiera sabía lo que estaba diciendo, creo que hasta balbuceaba como todo un idiota.

— Lo lamento — ahora sí suspira fuerte y claro — Lo que quiero llegar con esto, es que para mí, nuestra amistad es importante. En llevarnos bien es importante. Mi esposo no sabe nada de nuestras salidas, y no sé si cuenta eso como mentira pero sé que no está bien.

Su esposo no sabe nada sobre esto, y luego me sentí raro. Está claro que no estábamos haciendo algo malo pero las cosas llegan a malinterpretarse como digo y no quiero problemas ajenos.

— Y Daniel no te odia, sé que no lo hace. Solamente si nos presentamos los tres de nuevo, quizás las cosas serán diferentes. Nada tendrá que ser incomodo si tú y yo fingimos no conocernos — dice con un toque de felicidad, yo confundí todo.

— ¿Tratas de decir que... — paré en rojo — tendremos que ser desconocidos de nuevo?

— Algo así. Como si nada de lo que hicimos pasó, solamente para iniciar de nuevo pero con Daniel. Él es una gran persona, yo se que le agradarás en cuanto te conozca.

Dr. StylesWhere stories live. Discover now