Cuadragésimo

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Stella

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Stella

Sentí un leve movimiento. Lo pude sentir por primera vez junto a él y cuando nos miramos con la cara llena de asombro, presentí que Harry captó muy bien mi rostro de emoción, hasta él sonrió maravillado. Aún tenía su mano sobre mí, no dijimos nada pero yo me atreví abrazarlo. Cerré mis ojos por un segundo, sus manos rodearon lentamente mi cintura. Cuando decidí apartarme, nos miramos.

— Creo que me emocioné de más — susurré con una sonrisa.

—  Siendo sincero yo también me emocioné — soltó una leve risa.

— No puedo creer que haya pasado justo ahora — me alejé un poco — Fue una sensación bonita y extraña. Como un ligero cosquilleo.

Él asintió, yo me dediqué a verlo un par de segundos. En eso entra mi esposo y el silencio se pone tenso porque él nos mira raro. Yo me acerqué a él y le di un beso en la mejilla, preferí no decirle nada sobre lo que pasó. Harry nos dio unas últimas indicaciones y nos entregó la cartilla con la próxima fecha y la captura del ultrasonido. Nos despedimos y Daniel me dejó en casa para él irse a su trabajo.

Harry

Han pasado tres semanas desde mi primera cita con Verónica. Hemos estado saliendo y conociéndonos mejor. Ella es una mujer increíble pero aún no somos pareja. Cuando llegó navidad, la presenté a mi familia. La recibieron muy bien y mi mamá la adoró, realmente mi mamá se le veía muy feliz de que yo salga con Verónica y de cierta forma verla así me hacía feliz a mí. Y caí en lo que no quería desde el principio, salir con alguien para complacer a mi familia. Yo adoraba a Verónica pero no de esa manera como para comprometerme con ella. 

Era principios de Enero, el invierno en Inglaterra congelaba la ciudad. Me recosté más en el sofá, pronto llega Verónica con su taza de chocolate caliente y se acomoda a mi lado.

— Podemos compartir esta taza juntos — dice riendo.

— ¿Por qué? — sonreí confundido.

— Se acabó la leche en tu cocina y dudo que uno de nosotros vaya a la tienda por una y más con esta nieve — dice para luego beber de ahí.

— Entonces compartamos — reí levemente y agarré la taza.

De algo sí estoy seguro y me asusta esa realidad, es que no he dejado de pensar en la chica de cabellos largos y castaños cuyo nombre es Stella. No he sabido nada de ella y lo entiendo ya que ella tiene su familia y un esposo. Muero por saber cómo está y el crecimiento de su bebé. Le compré un regalo por navidad pensando que tal vez llegase a verla pero no fue así.

Supongo que me estoy volviendo completamente loco por sentirme así pero creo que estoy teniendo sentimientos por ella.

— ¿No quieres más? — la voz de Verónica me saca de mis pensamientos.

— No, estoy bien. Bébelo tú — le sonreí.

Los siguientes días en los que fui a trabajar solo me ocupé en el quirófano atendiendo partos. La semana había estado muy ocupada y más al obtener el turno nocturno en donde prácticamente salía hasta el día siguiente. Tanto así que Verónica y yo tuvimos que cancelar algunas citas debido a mi poco tiempo. 

Llegando a casa sabía que no encontraría a nadie debido a que mamá se fue de visita a Holmes Chapel con Ben hace unas semanas, al parecer ellos sí tienen una relación y me parece más que bien verla tan contenta. Ahora volví a vivir solo como antes. Tomé mi celular y busqué el contacto de Verónica pero mientras la buscaba en mis contactos vi el número registrado de Stella. No iba a llamarle por obvias razones pero no niego que sentí la necesidad. Llamé a Verónica para saber si podía venir y ella confirmó que no tardaría en llegar.

Tomé una ducha rápida y saliendo vi que mi celular estaba vibrando. Lo tomé y me sorprendí cuando vi que era Stella. 

— ¿Bueno? — pregunto un tanto inseguro.

— ¡Hola Harry! — saluda alegremente — ¿Cómo estás?

— Hola Stella, estoy bien ¿cómo estás tú? — escondí una sonrisa.

— Estoy bien, por cierto feliz navidad y año nuevo — ríe un poco — Te llamo para decirte que la semana que viene es mi cumpleaños y espero verte ahí ya que organizaré algo en mi casa.

— Por supuesto, estaré ahí — avisé, pronto oigo un auto estacionarse y supuse que era Verónica.

— Excelente. Entonces te veo el sábado a las seis, hasta luego — colgó.

Bajé para recibirla, ella me saluda con un corto beso en mis labios. La invito pasar y ella me está platicando sobre algo pero yo solo pienso en la invitación de Stella sobre su cumpleaños. Para que me haya invitado a su casa supongo que su esposo está de acuerdo. 

— ¿Me estás escuchando? — Verónica se pone frente a mí.

— Perdón, estaba... pensando sobre asuntos del trabajo, lo lamento.

— No te preocupes — se acerca a mí y me rodea el cuello con sus brazos mientras sonreía ampliamente — Eres todo un hombre ocupado, ¿no es así?

Yo solamente le respondí con una ligera sonrisa. 

— ¿Quieres ordenar pizza? — me aparto para tomar el teléfono de mi casa. 

Dr. StylesWhere stories live. Discover now