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Stella
— Sea lo que sea vamos a estar muy felices — me sonrió Daniel a la vez que tomó una mano mía — Te amo y pienso que serás la mejor madre de este planeta si no estoy exagerando, pero por supuesto que no ¿verdad?
Yo reí levemente, quizás también por los nervios.
— Exacto— apreté mi mano contra la suya — Y también te amo.
Amaba demasiado a Daniel y es que gran parte de mis mejores recuerdos la pasé con él. Fue mi primer mejor amigo, mi primer beso, mi primer novio, mi primera vez y además mi esposo. Éramos adolescentes cuando nos conocimos y son recuerdos que quizás nunca se borrarían de mi memoria y estábamos a unos pasos de saber el sexo de nuestro primer hijo. Estaba muy emocional.
Suspiro con fuerzas cuando Harry nos llamó, así que nos levantamos de nuestros asientos con todos los nervios y pasamos a su estancia. Noto que él está muy concentrado y me pregunto si él también está nervioso sobre este asunto. Es mi doctor pero también mi amigo y él ha visto el desarrollo de mi bebé paso a paso.
Pronto mi esposo me sorprende con un ligero beso. Me hizo sonreír pero no quería incomodar a Harry sabiendo sus sentimientos así que lo paré.
— Muy buenos días, al parecer hoy será la gran noticia — nos miró con una sonrisa.
— Sí, estamos muy emocionados — hablé, respondiéndole con el mismo gesto que me dio hace unos segundos. Daniel se mantuvo callado como costumbre, todo para no tener tema de conversación con él.
Hicimos el mismo procedimiento como cada cita mientras yo lo veía hacer cada paso. Lucía tan concentrado y seguramente notó lo nerviosa que me estaba poniendo debido a que yo estaba temblando un poco, me sonrió para tranquilizarme y continuó ahora sí despegando su vista de mí.
— Bien, como les muestro aquí mismo... — sus ojos estaban viendo detalladamente la pantalla y a su vez movía con cuidado el aparato sobre mí —, verán que tenemos una imagen más especifica. Lo que significa que...— su sonrisa apareció en su rostro y más ansiosa me puse al verlo así — ¡Felicidades! Es un niño.
— ¿De verdad? — dije al borde del llanto.
Harry asintió sin dudarlo y no me importó nada en ese momento porque yo me reincorporé de la camilla y abracé a mi esposo que él también tenía los ojos húmedos como yo. Duramos un minuto así y la sensibilidad se apoderó de mi autocontrol que no pude evitar soltar algunas lagrimas de felicidad.
—Gracias...— le sonreí a Harry con la voz entrecortada.
— No me agradezcas — sonrió y yo limpié mi rostro —, muchas felicidades. A ambos. Stella, tu bebé está en muy buenas condiciones de salud.
— Es bueno saberlo — dijo Daniel acariciando mi cabello.
Me recosté nuevamente en la camilla y así Harry siguió con los últimos vistazos.
