Vigésimo primero

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Stella

Jamás pensé que el doctor Styles me daría algo como agradecimiento. Nuestro camino a su consultorio era silencioso, yo iba caminando detrás de él. Cuando llegamos, él abre la puerta de su sala y me invita a pasar, yo lo hago. Cuando entré, no pude evitar ver su perfecto espacio, todo estaba tan ordenado como siempre. Mi vista se encuentra en su escritorio y veo mi detalle acomodado en su lugar. El sonido de la puerta cerrarse me obliga a dejar de mirar y volteo hacia el doctor.

— Venga por aquí — me dice mientras caminaba hacia su escritorio, voy con él y saca algo de sus cajones, al parecer una bolsa de regalo — Tome, espero le agrade. Al verlo pensé en ustedes. 

— Gracias doctor — lo tomo — Si no le molesta...— apunto con mi dedo índice el obsequio.

— Oh no, claro que no, adelante — sonríe.

— Bien — lo hago también.

Abro la bolsa de regalo y en vez de mirar hacia adentro primero, meto mi mano para sacar el detalle. Lo que saqué fue un adorable oso de felpa que tenía un moño color amarillo que decía marcado en letras blancas "baby". Abro mi boca con sorpresa para después sonreír nostálgicamente.

— ¿Le gusta? — Harry pregunta dudoso por primera vez, yo le miro.

— ¡Por supuesto que sí! Es muy bonito, muchas gracias — veo nuevamente el peluche.

— Qué bien que le haya gustado. Su bebé lo recibirá gustosamente, ¿no cree? 

— ¿Sabe algo? Eres la primera persona que me da un obsequio para mi bebé — admití, no lo había pensando hasta ahora, pero era cierto — Ni siquiera mi esposo le ha comprado algo. Creo que ha estado demasiado ocupado como para pensarlo. Estoy muy contenta por esto, gracias.

— No es nada — me sonríe levemente — Por cierto, hay algo más en la bolsa para usted.

— ¿Qué? ¿en serio? — frunzo mi ceño — Pero... — miro adentro y en efecto, sí había algo más.

Por la emoción anterior ni siquiera había sentido lo otro de la bolsa. Lo saco y resulta ser un libro, creo que mi emoción aumentó, nadie en la vida me había dado un libro como regalo, los que tengo yo los he comprado. Miro la portada y el título decía nueve meses y un día. Sonrío, es muy amable por parte de Harry todo lo que ha hecho por mí y mi bebé.

— Algo para su pequeño bebé y usted — dijo refiriéndose a los dos obsequios.

— G-gracias...— mi voz se vuelve emocional — Lo lamento — aclaré mi voz tan pronto como lo noté — Yo... estoy apenada ahora, yo le di un obsequio bastante simple y usted...

— Stella, no se disculpe — me interrumpe.

— No hay manera, Harry. Ahora me siento como una idiota — reí un poco.

— No lo debes estar, me gustó bastante su regalo, nadie me había dado algo así — esboza una sonrisa — Es totalmente mi gusto, lo digo con el corazón.

Miré esos ojos que juro haber visto en algún momento de mi vida. No lo creo, esos ojos verdes son tan diferentes que de cierta manera son tan nuevos para mí. Él también mira los míos, quizás porque yo veía los suyos, no hay algo más en su mirada. Sonreí y eso hizo que él parpadeara con rapidez al yo cortar la tensión. Mi celular suena de pronto y rompo el momento silencioso.

— Es papá — murmuro para mí, veo de inmediato al doctor — Tengo que irme, pero muchas gracias, por décima vez. Muy amable, me encantaron sus regalos — dije rápido sin tratar de trabarme mientras me encamino sola a la puerta.

— Gusto en verla, Stella — alza su mano como forma de despedida.

Salgo del consultorio y caminando atiendo la llamada. Mi papá me llamó para avisarme sobre una comida que harían en casa, y yo creyendo que era algo más serio por su enfermedad, pero en fin, es bueno saber que todo va bien por allá. Papá siempre me invita a todos lados cuando sabe que Daniel está en sus horas de trabajo, él y sus cosas. Por otra parte, mamá ama a mi esposo, lo trata como si fuese otro hijo. Sin duda voy para allá para visitarlos un rato.

Dr. StylesWhere stories live. Discover now