Sexagésimo primero

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Harry

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Harry

Entramos a la sala, donde fui directo a mi escritorio y busqué los papeles con su información. Al encontrarlos finalmente, me senté para pasar su información a un nuevo folio.

—Muy bien Stella, no te lo he preguntado, pero ¿cómo quieres que se lleve a cabo tu parto? —la miré—, ¿cesárea o parto natural?

—No sé —respondió asustada—. No sé si sea muy valiente como para dar a luz a parto natural.

—Tranquila, el 10% de las mujeres tienen la suerte de no sufrir dolores intensos al momento de dar a luz. Tú podrías ser parte de ese porcentaje —le sonreí.

—Pero como tengo muy mala suerte y ya estoy sufriendo de dolores, seguro seré de ese 90% de las que sí sufren —se sentó frente a mí. Yo reí al oírla.

—Entonces, ¿prefieres cesárea?

—En las clases que dieron aquí en el hospital, nos explicaron de aquello pero no estoy segura. ¿Es real que inyectan a las embarazadas con una enorme aguja en la espalda? —asentí—. La cesárea es una manera rápida de tener al bebé, pero no me gustaría tener esa enorme cicatriz en mi parte baja. 

—Pero tienes que elegir una de esas —sonreí al verla hacer una mueca—. ¿Te gustaría pensarlo un poco más para que después me digas? No quiero que tomes una decisión ahora si no estás muy segura.

—No, creo que elegiré parto natural.

—¿Segura? —dije, ella asintió con su cabeza— Bien. Pondré solo una posible fecha de aquí a un mes y medio, ya que con esa opción elegida se tendrá que seguir checándote aún más porque no sabremos con certeza cuando el pequeño Thomas decidirá que ya es hora —comencé anotar sobre las hojas.

—¿Y con la cesárea? —se apuró en preguntar.

—Nosotros te ponemos un día más exacto. Tú tendrías que quedarte desde una semana antes en el hospital, para que cuando sea el momento adecuado, se pueda realizar el proceso bajo nuestro control —la miré, Stella suspiró.

—Está bien, ¿si cambio de opinión podría decirte? —preguntó con timidez.

—Claro, sabes que sí —dejé mi mano sobre la suya.

—Gracias —me sonrió.

Acabando de anotar la información requerida, tuve que despedirme de Stella porque ya tenía pacientes esperándome en la sala de afuera del consultorio. Hice algunos procesos, y después dejé que tomara mi lugar la doctora Elizabeth ya que yo tenía que ir al quirófano. No iba a atender a una paciente, pero entre todos íbamos a reprogramar las próximas citas de la semana que entra.

Más tarde, mi madre me habló. Ya había llegado a Chester y ya estaba en la casa de mi hermana desde la mañana. Ella me preguntó sobre mi trabajo, y yo le platiqué cómo habían estado las cosas en el hospital, manteniéndola al tanto. Lo más incomodo fue cuando sacó a la charla a Camille, mi compañera. Al parecer mi madre quería que ella fuera a la casa para invitarla a cenar. Yo me había acordado que mi madre de cierta forma sabía que las cosas que tuve con Verónica no funcionaron, y después habló con Gemma y ella pensó que era porque "sentía" algo por mi compañera de trabajo antes de que sospechara que era realmente por Stella. Sin embargo, mi hermana nunca se lo aclaró y mamá se quedó con esa idea. Solo espero que la noticia que le daré esta noche sea de su agrado.

Dr. StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora