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Matthew

Había decidido no tener demasiada cercanía hacia Anayansi, no quería que nuestra relación de empleada a jefe fuese a algo mas.
Mi abuelo siempre decía que una conversación definía el futuro de dos personas en cuanto a la relación que tendrían.

Estaba totalmente decidido, había tenido un pequeño resbalón pero no pensaba comentarlo de nuevo.
O al menos era lo que pensaba.

Al día siguiente observe a Anayansi con el esblante todo decaído, no dejaba de suspirar, siempre que la veía de reojo sentía que ella lo notaba pues desviaba su mirada hacia otra parte.
Y serás llamado estúpido toda tu vida si resultas ser el motivo de tristeza de una chica.
Era una de las tantas cosas que mi abuelo me decía, no quería que de alguna forma mística el llegara a enterarse y me llamara idiota todo el tiempo como lo hace con mi padre, no podria.

-La noto algo distraida, ¿sucede algo Anayansi? - pregunte finalmente  mientras dejaba a un lado mi trabajo y el te.

-Pense que ya no queria hablarme- dijo mientras por fin me miraba.

-¿Se puede saber la razón de su conclusión? - pregunte  sorprendido.

-Bueno... Ayer mientras platicábamos de repente se quedo callado y me corrió de la habitacion y cuando me permitió volver a entrar, ya no volvió a dirigirme la palabra si dije algo indebido o que le molestará, le pido perdón.

Creo que había sido una mala idea el dejar de hablarle. Parecía dolerme mas a que yo dijera algo por equivocación.
Idiota.
Me dije internamente en forma de regaño.
Miré mi trabajo un momento, ¿realmente era importante?.
Me levate para estar enfrente de Anayansi y le di unas cuantas palmaditas en la cabeza.

-No, debería disculparme a mi yo fui el grosero- dije mientras dejaba de darle palmaditas- solo que...

-¿Si?- preguntó indicado que continuara.

-Creo que la conversión de ayer fue mucha invasión a su vida privada...

-Matthew, no veo lo malo, la conversación siguió un ritmo natural por lo que llegamos a eso- dijo despues de haber soltado una carcajada-... No creo que eso sea invasión a mi privacidad... Le prometo que cuando no me sienta cómoda hablando sobre algo, le informare-dijo con una sonrisa.

-Supongo que es una promesa.

-Lo es.

-Y al final termine prometiendo que siempre hablaría con ella-le conté a Marcello.

-¿Que eres un adolescente?- pregunto entre risas- es obvio que le interesas a esa chica.

-Claro que no.

-Pues eso parece.

-Claro que no... Sabes ella parece ser el tipo de chica imperativa que no se puede estar quieta mucho tiempo.

-¿Entonces para que trabajar para ti?.

-¿A que te refieres?- pregunte confundido.

-Es decir parece que esa chica puede hacer cualquier otra cosa, lo que sea en realidad... ¿Entonces para qué trabajar como tu "asistente"? No parece ser algo de su tipo, ¿entiendes?.

Por primera vez en la vida, Marcello tenia un punto valido, ella no parecía ser del tipo de persona que terminaría haciendo este tipo de trabajo, si es perfecta en lo que hace.
Pero, también en otras cosas, técnicamente ella podía hacer lo que quisiera, entonces,¿porque trabajar para mi.

-No lose- conteste al fin.

-Creo que ya tienes un tema de conversación... Por cierto, ¿donde está la chica?.

Las Cartas de Anna©Where stories live. Discover now