CAPÍTULO 19

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CEPEDA

En la fiesta después de la gala me dijo que nos había quedado algo pendiente. De verdad, nunca imaginé que se refiriera a esto.

Un sonido, que ni siquiera soy capaz de identificar por la intensidad del momento, me devuelven a la realidad. Estoy en una zona alejada del pueblo, metido en un coche, con la chica de la que estoy enamorado.

Definitivamente, esto no puede seguir. No aquí.

Mis manos conducen los labios de Aitana hacia los míos, y con un último beso le digo que sería mejor parar.

-Aquí no, Aiti.

Ella asiente, acalorada. Verla así me pone mucho más, si es que era posible, pero debemos ser fuertes y maduros. No dejarnos llevar por el instinto y pensar con la cabeza.

Otra vez ese sonido. Entonces caigo en la cuenta de que es el móvil de Aitana, que suena desde el bolsillo de su pantalón.

-Deberías ver quién es.

No es que quiera que este momento acabe tan drásticamente, pero necesito mi tiempo para recuperarme y que las cosas vuelvan a su estado normal, más calmado.
Y cuando digo 'las cosas', me refiero a la cosa que hay dentro de mis pantalones.

-Son mensajes de Marta.

Marta es la mejor amiga de Aitana, de la que tanto he oído hablar, y que ella misma me prometió que me presentaría en cuanto estuviéramos fuera.

-¿Qué pasa? - pregunto al ver su rostro preocupado.

-Dice que Vicente está poniendo cosas muy raras en Instagram, me pregunta que si ha pasado algo.

Cuando te cuente lo que acaba de pasar..., pienso. El sonido de ese beso se vuelve a reproducir en mi cabeza y no puedo evitar morderme la lengua y cerrar los ojos. A pesar de lo que acabamos de vivir, los celos siguen ahí. 

-Aquí no tengo suficiente cobertura para cargar sus historias de Instagram.- dice trasteando el móvil.

Mi rostro se convierte en el de un jugador de póker. Frío, sin sentimientos. Lo siento pero no estoy preparado para una conversación sobre su novio cuando acabo de cortar lo que estábamos haciendo.

Joder, por lo menos es una manera rápida de bajar la libido.

-Marta, tía, -dice Aitana a su móvil, mandando un audio a su amiga- No me cargan las historias. Hazme un resumen. -envía el audio y me mira - Lo siento, pero me temo lo peor.

-¿Por?

-Porque... Para que Marta me diga que son historias raras... No sé. A saber.

-Te llevo a casa.-mi humor ha cambiado por completo de un momento a otro. 

-¿Por qué?

Porque no me apetece hablar de tu novio, pienso.

-Mañana cojo un ave temprano.

-Yo en unos días tengo que ir a Madrid, ¿nos veremos?

Sí. Quiero verte. Quiero hablarte, hacerte reír y acariciarte como esta noche. Y, joder, quiero terminar lo que hemos empezado.

Pero no puedo quitarme de la cabeza el sonido de ese beso que he escuchado y el giro de la conversación hacia que lo ha nombrado.

-Oye, ¿te encuentras bien?

-Será mejor que nos vayamos, Aitana.

Arrancó el coche. Esta vez no necesito que ella me guíe, sé perfectamente llegar a su casa.

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