CAPÍTULO 31

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AITANA

Desde aquella cena que compartí con mis padres y Luis, las cosas no habrían podido ir mejor. Mi padre no para de hablar de lo agradable que es, le parece "buen niño" y alguien que no duda que me haga feliz. Y luego está mi madre, que aprovecha la mínima para soltarle que él nunca le ha escrito o dicho cosas tan bonitas como las que Luis me escribe a mí.

-Pero es que nadie escribe como Luis, mamá. -sentencié en una cena, tras el cuarto comentario.

Los últimos días han sido más tranquilos. No tenemos concierto hasta la semana que viene, y he aprovechado para ponerme al día con Marta, Aroa, Adrián y los demás.

Estoy con ellos cuando Luis me llama. Tengo un presentimiento de lo que va a contarme por el que incluso dudo si coger el teléfono o no. No me apetece nada escuchárselo decir.

-Hola, Pedrito. -digo cuando me alejo de mis amigos.

-Hola. -sé que sonríe al otro lado. -He hecho todo lo posible, pero...

- ¿Pero?

Ahí estaba. Sabía que no iba a poder venir a cenar esta noche, lo tenía tan asumido, pero... Eso no hace que deje de doler. Eso no hace que quiera ir hasta Galicia y meterlo en su coche, decirles a todos esos reporteros que le fijan entrevistas el día antes de mi cumpleaños que se metan sus preguntitas por algún orificio de su cuerpo.

-Sabes que tengo que estar en el programa de esta noche... Y mañana tengo que ir a Madrid, a casa de Santiesteban. No me daría tiempo ni aunque quisiera...

- ¿Ni aunque quisieras?

-Me has entendido, Aiti.

-Claro que lo entiendo, Luis, pero es mi cumpleaños.

-Créeme que lo he intentado todo. Pero no puedo, es imposible. ¿Nos vemos el domingo?

-Claro.

-Te quiero.

-Y yo. -cuelgo el teléfono.

No es que vaya a hacer nada especial por mi cumpleaños, pero me gustaría que él estuviera cuando den las doce.

Intento no darle más importancia. He quedado con todo mi grupo de amigos y me gustaría disfrutar de eso. Ya me preocuparé más tarde porque mi novio no esté el día de mi cumpleaños.

Mis amigos me cuentan anécdotas que desconozco. No es que sea la primera vez que los veo desde que salí de la Academia, pues ya han pasado varios meses, pero siempre quedan cosas por contar. Amores nuevos, líos de la universidad, peleillas que han tenido... Echaba de menos esto. Echaba de menos ser una adolescente normal con conversaciones normales.

Mis padres me han dicho que esté en casa para cenar, y ya queda menos de una hora. Después de cenar con mi familia, saldré un rato con mis amigos y me hubiera gustado que él estuviera conmigo. Quiero que los conozca. Creo que cuando conoces a los amigos de una persona, la conoces un poquito más a ella. También creo que, si tu pareja se lleva bien con tus amigos, es una señal de que todo puede ir bien. Quizá es una idea tonta, pero me hacía ilusión de verdad.

Adrián nos lleva a Marta y a mí hasta mi casa. Les he invitado a los dos a cenar, antes incluso de saber que Luis no podía venir. Por el camino les cuento que, efectivamente, Luis no vendrá. Ya se lo había dejado caer a la ida, y ninguno quiso seguir con el tema.

-Tía, es normal... Tú misma dijiste que tenía un programa hoy, y mañana tiene que...

-Marta, lo sé. Sé cómo va esto. Pero no quiero que nuestra dependa de cuántas entrevistas tenemos al día. Podría haber dicho que no al programa de esta noche, o decir que lo que quede del disco lo hace otro día.

PROCURO OLVIDARTEWhere stories live. Discover now