CAPÍTULO 44

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CEPEDA

¿Habrá sido buena idea?, me pregunto mientras camino en busca del coche que Mauro me ha indicado. Cuando doy con él, me encuentro con un chico, algo más joven que yo, apoyado en el capó, dándole la última calada a su cigarrillo.

Mierda. Me apetece fumar. Roi, Ana y yo prometimos que comenzaríamos el 2019 sin probar un cigarrillo, pero a mi inteligente cabecita se le ocurrió que podría empezar un par de semanas antes. Llevo dos días sin tocar un cigarrillo y ya estoy que me fumo encima.

-Debes ser Luis, yo soy Mauro, un gusto. -dice tendiéndome la mano, a lo cual respondo.

Aún no he decidido cómo me cae este chico, pero por lo poco que sé, no tiene intenciones amorosas como vaticinaron las revistas del corazón. Es lo único que necesito de momento.

Aunque, por otro lado, ¿qué pasaría si las tuviera? Hace tres meses que Aitana y yo estamos separados. Y no fue una separación momentánea a causa del trabajo, fue una ruptura. Rompimos, porque estábamos en momentos diferentes de nuestra carrera.

Ella merecía -y merece- volar alto. Llegar a más público, a otras nacionalidades y culturas. Merece llegar al mundo.

Y a pesar de que sigo pensando lo mismo, cuando Mauro me hizo aquella propuesta, no pude negarme. ¿Me necesita tanto como él me aseguró? ¿Me echa tanto de menos?

Si es así, ¿cómo no coger un avión al otro lado del mundo y asistir a su primer concierto?

Conociéndola, estará pensando en cómo necesita aquí a sus padres, a sus mejores amigos, e incluso a Amaia o a mí.

-Hablamos con Sol que sería ella quien la entretendría hasta que el concierto comience. Normalmente, ese laburo sería cosa mía, pero entendió que era por una buena causa.

No sé quién es esa tal Sol, pero no me apetece preguntar. Mis nervios me están comiendo, y mi timidez tampoco ayuda a poder mantener una conversación.

Mauro conduce, habiendo puesto música de fondo que apenas reconozco. El chico parece adivinar en qué estoy pensando, pues comenta:

-Esa es la otra parte de mi laburo. En realidad, todo es un poco lo mismo. Me encargo de los nuevos artistas. Localizo músicos a través de las redes, de Youtube, de las calles incluso... El chico que escuchás ahora es mi último fichaje. Él aún no lo sabe, pero mi padre ya está pensando en ofrecerle un contrato.

Mauro me parece muy joven para llevar a cabo un trabajo así. No pongo en duda su criterio, pero normalmente, un buscador de talentos debería ser más mayor, más experimentado.

Llegamos al lugar del concierto, habiendo pasado antes por casa de Mauro para poder darme una ducha y cambiarme de ropa. Cuando hablamos, y él lo organizó todo, me dijo que podría quedarme en su casa, pero una vez allí, ha vuelto a llevar mi maleta al coche.

- ¿Nervioso?

-Mucho. -respondo.

Estamos en el Gran Rex, un gran teatro con capacidad para más de tres mil personas. Es una auténtica pasada.

-Pensaba que la gira iba a ser en locales pequeños.

-Oh, sí. Esa era la idea inicial. Pero no sabés cómo se puso la gente cuando se dijo que se posponía la gira. De repente muchos querían entradas. Decidimos probar, y se han vendido casi todas las entradas. Tani es una bomba, y aún no lo sabe.

Sonrío conforme voy escuchando a Mauro hablar. Realmente va a llenar un teatro de estas dimensiones ella sola pero, hay un momento en el que mi sonrisa se vuelve una línea recta. ¿Tani?

PROCURO OLVIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora