CAPÍTULO 30

3.2K 108 51
                                    

CEPEDA.

-Aitana, me da muchísima vergüenza.

-Pero, Luis, por favor, que tienes una edad.

- ¿Te presento a mis padres la semana que viene, a ver si no te acojonas?

-Ya los conoces. -ríe.

-Joder, Aiti, pero he hablado con ellos cuatro cosas y de pasada. Una cena con ellos es otro tema.

Tras los conciertos por Andalucía, hemos tenido unos días libres que hemos aprovechado para estar juntos y hacer planes de novios. Planes de novios que no pueden ser vistos juntos, claro.

Aunque en las redes ya se han formado dos bandos, los que creen que estamos juntos y los que no, nosotros no hemos dicho nada al respecto. Ni tenemos intención, de momento. Queremos centrarnos en nuestra música abiertamente, y en nosotros a un nivel más íntimo.

Busco unos vaqueros y una camisa, y justo después ella comienza a reírse como una loca. ¿Ahora qué he hecho?

-No te has puesto camisa en tu vida, ¿y te la vas a poner para cenar con mis padres?

-Quiero causar buena impresión. -le sonrío antes de meter los brazos en la camisa.

-Pero si ya los tienes ganadísimos. -me abraza por la espalda y yo me dejo hacer.

Aitana y sus padres están pasando unos días en Madrid, en un hotel cercano a mi barrio. Ella ha venido a mi casa, ya arreglada, a acompañarme para poder llegar juntos y que no sea tan duro aparecer y quedarme ahí parado. De verdad que el tema suegros me tiene muy acojonado.

-Todo va a ir bien. -susurra. Deja un beso en mi cuello y creo que eso hace que aún me ponga más nervioso. -Estás muy guapo.

Siempre que he iniciado una relación, este tema ha sido el que más comederos de cabeza me ha dado siempre. ¿Les caeré bien? ¿Aceptarán que salgo con su hija? Siempre las mismas preguntas han rondado por mi cabeza, pero esta vez es peor. No solo por la relación que Aitana tiene con sus padres, que eso ya hace que mi pecho sienta una presión importante, sino el hecho de la edad. Mierda, siempre volvemos a la edad. ¿Aceptarán que tengo diez años más? Aitana y yo no hemos hablado del tema, ahora ambos estamos en el mismo momento profesional, y eso hace que nuestra vida personal también sea parecida, pero ¿quién sabe si dentro de dos o tres años ella quiere unas cosas que yo, por esos diez años, ya no querré? O al revés. Me da muchísimo miedo que sea al revés. Qué coño, me dan miedo ambas opciones.

Aun así, nosotros no estamos preocupados por eso, pero entendería que sus padres sí lo estuvieran. Que pensaran que, por mi culpa, su hija va a tener que renunciar a según qué cosas.

- ¿Cómo se llevaban con tu ex?

-Normal. -responde-Ni súper bien, ni súper mal. No sé, tampoco se veían mucho.

Sí, algo de eso me comentó Belén un día que hablamos por teléfono mientras Aitana seguía en el concurso. Me llamó para agradecerme todo lo que hacía por su hija, y que no hiciera caso a las críticas de las redes. Ella me agradecía el cariño que le tenía y todo lo que demostraba que la quería. Pero ¿acepta Belén ahora que ese cariño y querer, es amor?

-Vamos allá. -suspiro.

Una vez hemos llegado al hotel donde se alojan, nos dirigimos al restaurante, a una zona alejada donde poder esquivar miradas curiosas. Aitana y yo intentamos pasar desapercibidos hasta llegar a la mesa, y creo que lo hemos conseguido. Lo que nos faltaba para alimentar los rumores, que nos pillaran en plena cenita con los suegros.

-Papás, ya hemos llegado.

Cosme es el primero en levantarse para darme la mano. Joder, seguro que está sudada. En un hábil y disimulado gesto me la limpio en el pantalón y se la doy de manera firme. Todo lo firme que se puede mientras mi cuerpo tiempo.

PROCURO OLVIDARTEWhere stories live. Discover now