CAPÍTULO 53

2.7K 121 72
                                    

CEPEDA

Había olvidado lo que sentía mi piel al contacto con la suya. 

Había olvidado lo secos que sentía los labios cuando me pasaba las horas muertas jugando con los suyos. 

Había olvidado cómo el vello de mi nuca se erizaba cuando ella susurraba palabras en mi oído. 

¿Por qué mentirme a estas alturas a mí mismo? 

No se me había olvidado nada, pero los recuerdos no tienen nada que ver con tener a Aitana durmiendo plácidamente en mi pecho. 

-Buenos días.

Le respondo lo mismo, acompañado de un beso en la frente, y nos quedamos en silencio acompañados del único sonido de mis dedos acariciando su estómago. Los ruidos que Aitana emite por el contacto causan un placer para mis oídos que me impiden terminar con las caricias. 

Es mi barriga la que rompe el mágico momento cuando emite un gruñido. 

- ¿Cuánto llevas sin comer?

Demasiado. Desde que Agoney entró en ese hospital apenas he sido capaz de probar bocado. 

-Vamos a desayunar, anda. 

Cuando salimos al comedor, hay algo en la mirada de Roi que me causa una sonrisa. Y él precisamente hace lo mismo al vernos a los dos salir juntos del cuarto. 

Le perdonaré porque nos tiene preparado el desayuno. 

- ¿Habéis dormido bien?-pregunta, intentando no mostrar su segunda intención, pero la pillo al instante. Espero que Aitana esté más distraída que yo para eso. 

-Sí. Saber que Agoney está mejor ha ayudado mucho. ¿Verdad, Luis? -responde ella con tono dulce.  

-Yo iré en un rato, ¿por qué no hacemos turnos? En realidad no hacemos nada estando allí todos, y no nos van a dejar entrar por mucho que le hayan subido a planta. Vosotros os podéis quedar y hacerme luego el relevo. 

Sonrío para mis adentros. Roi no tiene remedio. 

-Pero, ¿vas a ir solo?

-No, qué va. Ya lo hemos hablado todos por el grupo, pero estabais dormidos. Raoul ya está allí con Miriam, Alfred y Amaia. Yo voy ahora y vosotros podréis ir esta tarde con Ana y Nerea. Ricky y Mimi quizá se pasen más tarde, también. 

-¿Con Ana?-pregunto.

-Sí. Su avión llega a Madrid después de comer, y Nerea no tiene función esta tarde. 

-Está bien.-respondo.

El teléfono de Aitana comienza a sonar y corre en su busca. Avisa de que es su madre y se esconde en mi habitación. 

-¿Me lo vas a contar?

Le doy un trago a mi café con leche, intentando ganar tiempo. 

-El sofá es una mierda y me dolía la espalda. 

-Ya, y los besos de Aitana todo lo curan, ¿no?

Mi ausencia de respuesta es una afirmación para mi amigo, que sonríe satisfecho y se despide poco después. 

-Y bien, ¿qué hacemos nosotros? -pregunta mirándome. 

-¿Qué te apetece?

Aitana se queda pensativa hasta que una bombillita se ilumina sobre su cabeza. 

-¿Sabes aquella serie catalana que te obligué a ver?

-Merlí.

-Pues nunca la terminé. 

PROCURO OLVIDARTEWhere stories live. Discover now