CAPÍTULO 52

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AITANA

Me despierto en la cama de Luis. 

¿Quién me iba a decir a mí que algo así pasaría otra vez? 

Anoche, cuando los médicos consiguieron convencer a Luis y a Raoul de que lo mejor era que todos volviéramos a casa a descansar, pues no haríamos nada ahí, todos nos dirigimos a la casa de nuestros compañeros de concurso. Raoul y Miriam no querían dormir solos en sus casas, no se encontraban con fuerzas y preferimos estar juntos, para apoyarnos los unos a los otros. 

La casa de los chicos era grande, y pudimos dividirnos fácilmente. Roi durmió en el que todavía era su cuarto, puede que durante más tiempo del que esperaba. No quería dejar solo a Luis, aunque ya le dije que eso no pasaría mientras yo pudiera evitarlo. Raoul, pese a que le insistimos en que no lo hiciera, terminó durmiendo en el cuarto de Agoney. Cepeda nos cedió su cama a Miriam y a mí, mientras que él ha dormido en el sofá. 

Salgo de su cuarto, dejando a Miriam dormida aún en la cama. La camiseta morada de Luis y unos pantalones cortos de mi amiga es lo que he usado de pijama. 

Me encuentro a Luis acostado boca arriba en el sofá, con los brazos detrás de la nuca. No puedo verle la cara, pero sé que está despierto. De hecho, dudo que haya dormido algo. 

- ¿Estás durmiendo?-un movimiento de cabeza me indica que tenía razón- ¿Cómo has dormido? -le pregunto acercándome. 

-He dormido, que ya es bastante.-gira la cara con una sonrisa que me tomo como un "buenos días". Hace un hueco en el sofá con un rápido movimiento de piernas, y lo entiendo al momento. 

-¿Cómo estás? -me siento a su lado, y un gesto poco pensado hace que mi mano se pose en su mejilla. No me responde con palabras, pero acepta mi caricia y sus dedos repiten mi movimiento, acariciando mi brazo. 

- ¿Tú has dormido? -sus caricias comienzan a hacerme cosquillas, y dejo de ser consciente por un momento de todo lo que nos rodea, de lo malo que hay fuera de esta casa, de lo que está acostado en una cama y no sabemos su fin. 

-Sí, tu cama es muy cómoda.

Luis sonríe y alza las cejas. Cuando soy consciente de lo que acabo de decir escondo mi cara, que acaba de ponerse más roja que mi jersey favorito y comienzo a reír, contagiada por su risa que se puede escuchar en todo el salón.

De repente se pone serio, negando con la cabeza como si la locura más grande del mundo acabara de pasársele por la cabeza. 

- ¿Qué pasa?

-Nada.

-Nada no, dímelo.-le pico. 

Sus dedos dejan de acariciarme, nuestros ojos se encuentran y otra negativa aparece en su cara. 

-Iba a decirte que ojalá la hubieras probado en otras condiciones. 

No sé dónde mirar, ni siquiera sé si decir algo sería lo más acertado. Ahora mismo lo único que tengo claro es que todos esos sentimientos que me obligué a apartar de mi corazón se han montado un piquete y los nervios de mi estómago se están manifestando. Las mariposas han vuelto, si es que alguna vez se fueron. 

¿Cómo se responde a algo así? ¿Se responde o se actúa?

Debería dejarme de tonterías, joder. 

La vida es corta, ayer nos dimos cuenta de ello. Un día estás bien, te crees Jack Dawson y gritas que eres el rey del mundo. Al día siguiente tus amigos responden una llamada que preferirían no haber recibido. 

Estoy en España indefinidamente, él también. 

Estoy soltera, él también. 

Mentiría si dijera que no le quiero, y estoy a punto de descubrir si él a mí también. 

PROCURO OLVIDARTEDove le storie prendono vita. Scoprilo ora